Sin ti no hay lucha. Por Verónica Victoria Romero Reyes

 

Verónica Victoria Romero Reyes

 

A mi hermano, Carlos Tomás Romero,
«Pegaso» en algunos poemas, «Fénix» en otros
y «meses de Vida» en este Cáncer que me quiere comer.
Gracias, Hermano.
Después de ti,
Kako, no hay nada.

 

Eres tú el poema más difícil de escribir,

el que me hace traba en la garganta,

el que turba mis dedos en un facsímil,

el que me embriaga de perfumes de niñez, inocencia y amor.

 

Eres tú el verbo que conjugo cuando la aguja entra en mi piel

–perforándome el alma–,

eres tú la estrofilla sin rima que rezan mis labios ante el veneno que llaman medicina.

 

Eres tú. Siempre lo eres.

Tan eterno como el sollozo que llevo por Ella.

 

Eres tú la cadera que, aun repleta de tumores,

sigue caminando sin bastones por pudor;

el hombro que va sin cabestrillo,

y la mama quemada pero orgullosa.

 

Eres tú la sinestesia indefinida

–porque de amor incondicional te hicieron–,

eres tú la silva sin normas ni métricas regladas, sin encabalgamientos.

 

Eres tú. Siempre lo has sido.

Tan eterno como el quebranto por Él.

 

Eres tú la paz y la esperanza, el regocijo en los días turbios,

la sinceridad cuando todo es maraña,

el delfín confiado cuando todo es tiburón,

el pajarito que hace nido en la nada que, hoy, soy yo…

 

Eres tú el desayuno que añoro en cada quimio

–y que vomitaré–,

ese recuerdo que me hace soñar, rezar y luchar.

 

Eres tú. Siempre lo serás.

Tan eterno como el amor que te profesaré aun siendo cenizas.

 

Y vivo sin vivir en mí

porque Aquella –que era Yo– fue asesinada.

 

Y hoy te digo:

 

«No hirieron jamás las ganas de amarte,

ni bufones ni catetos ni malas artes…

Llego yo a esa saciedad absoluta

donde digo adiós con alegría

solo diciéndotelo a ti

porque sólo Tú mereces despedida».

 

Porque sólo Tú lo mereces.

Porque sólo Tú eres adverbio de tiempo

y conjunción siempre copulativa…

Porque has creído, has amado, has sido honesto,

has perdido batallas por procurarme triunfos,

has vendido sonrisas para ocultar tu triste gesto,

has rendido estrellas a mis pies cuando reinaban oscuras nubes.

 

Pido a Dios que nadie nunca más te vilipendie ni te humille,

nunca nadie te veje o calumnie con falsos argumentos.

Ojalá nunca la voz de «hijosdeputa» sepulte tu murmullo ingenuo.

 

Ojalá Dios me dé Vida suficiente

para procurarte el Destino que tú mereces;

«tan grande como el corazón que portas en el pecho».

 

Ojalá Dios me dé Vida para ser yo quien cuide y proteja tu alma.

Ojalá sea yo la que, viva o muerta,

te procure la nube de la calma.

 

Ojalá sea yo…

 

Verónica Victoria Romero Reyes

Blog de la autora

VVRR. Sentencia, 2015.

Derechos registrados.

8 comentarios:

  1. Verónica, sobrecogida me dejan tus versos; se siente el dolor al leerte y también el amor. Mucho ánimo y adelante, la vida es para corazones como el tuyo. Un fuerte, fortísimo abrazo.

  2. Me conmovieron estos versos que aún en el dolor aman y procuran.
    Un fuerte abrazo
    Betty

    • Muchas gracias Betty. En el dolor siempre hay amor, se recoge y se da amor… El cáncer lo quiere arrebatar todo cuando sólo puede llevarse lo físico. Un abrazo para ti.

  3. Es una de esas veces en que prefiero no decir palabra porque las tuyas amiga, me han punzado el sentimiento y lo han dejado mudo.

    Te mando mi admiración y toda mi energía en forma de abrazo.

    Infinitas gracias.

  4. Nunca como hoy la Poesía se compuso de vida, y de dolor, y del amor más puro e incondicional. Y de valentía.
    Miles de besos para ti.

  5. Muchísimas gracias Elena. Abrazos infinitos.

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