Amor, amistad, celos, envidia, ambición, poder, riqueza,…
¿Existen diferencias ahora, en pleno siglo XXI, entre lo que vivimos cada uno de nosotros y los sentimientos que latían en los corazones de las gentes del siglo XV?
Olvidemos progreso e innovación, dejemos atrás la máquina de vapor, quedémonos sólo con sensaciones, el ser humano no ha mutado, sentimos igual, amamos, odiamos… siempre con la misma intensidad… hemos corregido las formas… pero el fondo, el fondo, siempre es el mismo…
Lo que a continuación os dejo… podría ser una buena prueba de ello…
De Beatrice a Isabella – Nápoles, 16 de Septiembre de 1485
Mi queridísima Isabella,
Te echo de menos, hace ya días que no recibo tus dulces misivas, me constan tus múltiples ocupaciones, papá ama las letras, la cultura, te exige demasiado, sólo te pido que no olvides a tu pequeña hermana desterrada…
Me aburro.. ya soy mayor, tengo ya diez años, el abuelo es estupendo, siento su amor cada vez que respiro, pero es viejo, además es el Rey de Nápoles… no me siento libre ¿seríamos más felices juntas? ¿eres libre hermana?
Ayer pude escuchar una conversación entre damas de la corte… sé que no está bien… pero ya me conoces, no soy como tú… hablaban de mí, la pequeña Beatrice… decían que nuestros padres me habían alejado de Florencia, mi nacimiento había sido innecesario, una segunda mujer… Luego hablaron de ti: precoz, culta, fascinante y bella… una flor fina y delicada… te envidio mucho, hermana…
Escríbeme pronto, te quiere,
Beatrice
De Isabella a Beatrice – Florencia, 15 de Noviembre de 1489
Mi dulcísima Beatrice,
La próxima vez que te escriba seré ya Marquesa de Mantua, tras años de propuestas, papá por fin se ha decidido… cuento ya con dieciséis años y he de reconocer que el esposo que me ha escogido es el mismo candidato que yo misma hubiese destinado para mí, en nuestros tiempos he de considerarme afortunada, lo sé..
¿Qué puedo contarte sobre Francisco? Es un hombre culto, dulce y fascinante.. no mucho mayor que yo.. apenas tiene veinte años… ama la música, la poesía, la educación… me envía los más tiernos regalos… no puedo sentirme más feliz…
Has de saber que Ludovico Sforza, regente de Milán ha pedido mi mano… Papá le ha dicho que nuestra unión es imposible, el compromiso con Mantua es inamovible (afortunadamente para mí.. ya amo a Francisco), pero papá le ha planteado un matrimonio con su encantadora segunda hija, Beatrice, siempre y cuando el abuelo, rey de Nápoles esté de acuerdo…
Creo que pronto volverás a Florencia…
Te ama mucho, tu hermana,
Isabella
De Beatrice a Isabella – Florencia, 23 de Agosto de 1491
Mi añorada Isabella,
Hace ya dos años que he sido prometida a Ludovico, papá estaba enfadado… el regente de Milán ya en dos ocasiones había aplazado nuestro matrimonio…, lágrimas amargas han brotado tantas veces desde mi corazón… ya lo sabes…
Hoy tengo algo diferente que contarte… ha llegado un nuevo Embajador procedente de la corte de Milán, portaba un regalo de Ludovico para mí,. un exquisito collar de perlas, éstas formaban flores, y un colgante central de rubíes y diamantes coronaban esta joya maravillosa…
Ayer me he enterado de la verdad, otra mujer ha estado ocupando el corazón de Ludovico, Cecilia Gallerani es su nombre… ¿sabes que la han comparado contigo? Una mujer culta.. delicada… no me importa…. sé que conquistaré el amor de Ludovico.. dicen que ha roto con Cecilia y que por eso ha recordado sus promesas… no se arrepentirá… te lo aseguro hermana…
Te quiere,
Beatrice
De Isabella a Beatrice – Mantua, 15 de Septiembre de 1492
Mi adorada Beatrice,
Imagino tu agotamiento, he oído decir que las festividades por tu matrimonio han sido verdaderamente espectaculares, me alegro mucho por ti, estoy segura de que las habrás disfrutado con la intensidad que desde siempre te ha caracterizado.
Dicen que tu esposo no hace otra cosa que alabarte y comenta la admiración que siente por las mujeres de nuestra familia, no puedo evitar sonreír al escuchar tales afirmaciones…
Me han escrito diferentes personalidades desde la corte de Milán, y créeme, mi satisfacción es inmensa, pues todos los comentarios se refieren a las atenciones que se desvive en prestarte Ludovico…
Aunque he de reñirte, he de pedirte que controles tus caprichos: ochenta y cuatro vestidos son excesivos para cualquier mujer, has de controlar tus antojos, no debes ser recordada por éstos mi pequeña y mimada hermanita…
Te ama mucho,
Isabella.
De Beatrice a Isabella – Milán, 12 de Marzo de 1493
Queridísima Isabella,
Eres muy dura conmigo, aunque debo reconocer que tus pensamientos son acertados, no te engañas, soy una niña mimada… mejor dicho, lo era hasta hace muy poco…
Durante los primeros meses de mi matrimonio he pasado mis días disfrutando ingenuamente como una jovencita inexperta, mi tiempo ha transcurrido en la casa de campo que mi marido dispone en Cussago. Ludovico, sin embargo, no nos acompaña, afirma sentirse totalmente absorbido por los asuntos de estado…
Como he podido ser tan inconsciente, los rumores circulan cada vez con mayor intensidad a mi alrededor, he intentado ignorarlos, pero soy incapaz de actuar como si nada esté sucediendo.. Ludovico todavía sigue viéndose con Cecilia Gallerani, lo peor es que he descubierto que esa mujer vive en el mismo palacio que ocupamos, en unos apartamentos privados al sur de la villa…
Ignoro como enfrentarme a esto… ¿qué puedo hacer hermana mía?
Te echo de menos,
Beatrice.
De Isabella a Beatrice – Mantua, 18 de Junio de 1494
Mi pequeña Beatrice,
En primer lugar he de felicitarte por el nacimiento de tu pequeño Maximiliano, por propia experiencia sé que tu corazón rebosará amor y estoy segura de que tu esposo Ludovico ha de estar por fuerza henchido de orgullo.
Me ha complacido enterarme de que finalmente has obrado con gran inteligencia, imponiendo tus deseos ante tu esposo y has eliminado de vuestras vidas el molesto asunto de Cecilia Gallerani. Desconozco los detalles, pero me consta que has ganado noblemente.
Ha llegado a mis oídos el reciente matrimonio de la Señora Gallerani con el Conde Bergamini. Comprendo que la otra alternativa que se le había propuesto no entraría jamás dentro de sus gustos. Sinceramente, hermana mía, ¿crees que Cecilia hubiese aceptado ingresar en un convento? Supongo que esta era la opción que hubieses preferido, pues esta mujer sigue dentro de la Corte… tienes que hacerte a la idea de que seguirá recibiendo a notables en el nuevo palacio que, según creo, Ludovico le ha destinado, pero consuélate, la has alejado para siempre de Palacio y de tu amado Ludovico.
Siempre he estado convencida de que más pronto que tarde llegaría por fin una época de felicidad y Ludovico descubriría tu dulce rostro, tu energía, tu alma, la entrega que destinas a todo lo que te propones.
Os auguro una época de mucha felicidad.
Te adora,
Isabella.
De Beatrice a Isabella – Milán, 2 de Enero de 1.497
Mi añorada Isabella,
Hace ya tiempo que no tomo la pluma para contarte mis cuitas, demasiado rato desde que no te expreso mis sentimientos…
Los últimos tiempos han sido tremendamente intensos, ¿qué puedo contarte?, tu ya lo sabes todo… La felicidad ha llenado nuestras vidas durante los últimos cinco años… Ludovico ha bajado para mí un pedacito del cielo, y en él ha construido un palacio, sólo para nosotros, y allí hemos vivido todo este tiempo, compartiéndolo todo, anhelos, política, arte, pero sobre todo mucho amor…
Sin embargo, últimamente el desaliento ha invadido mi corazón, otra mujer ha llegado a la Corte, y no he podido guardar a Ludovico… no he conseguido desviar su atención…
Su nombre es Lucrezia Crivelli, hija de un noble milanés… Su rostro es exquisito, sus ojos apacibles, tranquilos, observadores, aunque íntimamente siento que su dulzura es pura apariencia…
Pronto seré nuevamente madre, pero mi alma y mi corazón están agonizando, han sufrido una herida mortal… Ludovico finalmente se ha encaprichado de la joven Lucrezia y yo… como expresártelo, yo ya no tengo fuerzas para luchar, sólo he cumplido veintiún años, pero me siento una anciana en mi interior, mi decepción es enorme, quizás el destino se haya puesto en mi contra…, desde la muerte de Blanca, la hija natural de Ludovico, a la que amaba como si fuese mía propia, todo ha sido diferente, y ahora este nuevo dolor… no creo que pueda soportarlo Isabella…
Esta tarde iré a la Iglesia, Santa María delle Grazie siempre ha sido uno de mis lugares favoritos. Allí encontraré la tranquilidad y el sosiego que necesito, está ansiedad está haciendo sufrir al pequeño que llevo en el vientre, hace días que ya no se mueve y el tiempo de su nacimiento está próximo… quizás sea este dolor tan intenso que lo invade todo…
Perdóname mi querida hermana, no es mi deseo entristecerte, pero siempre lo hemos compartido todo… deseo con toda el alma que la próxima carta que recibas de mi parte te llene de felicidad, como siempre me has dicho que te sucedía al recibir mis noticias, ojalá así sea,
Te ama,
Beatrice.
De Isabella a Beatrice – Mantua, 6 de Enero de 1497
Mi queridísima, mi dulce Beatrice,
¿Cómo empezar?, no lo sé, hay tanta amargura y pesar en mi interior, tantos sentimientos cada cual más difícil de expresar… tantos recuerdos, tanto amor, tantas luchas sin sentido…
No me he vuelto loca, no temas, sé que jamás contestarás a esta carta, hace ya cuatro días que tu alma partió hacia el cielo, nos abandonaste al alumbrar a tu pequeño, ambos fallecidos… ¿Puede ser más profundo mi dolor?
Sólo tres horas duraron tus dolores de parto, comenzaron en Santa María… y luego, hacia la medianoche tu dulce y entregado corazón no volvió a latir por ninguno de los que te amamos.
Tu esposo, Ludovico, está destrozado, tu muerte, tan inesperada, tan repentina, tan brutal…. no pudo decirte una vez más que te adoraba, porque querida mía, a pesar de sus infidelidades, tu esposo realmente te amaba, el simple pensamiento de pasar su vida sin ti lo está matando en silencio…
Tu vida ha sido demasiado breve mi pequeña hermanita, pero los poetas de Mantua, de Milán, de Nápoles, todos los artistas de nuestra época alabarán por siempre tu belleza, tu alegría, tu dulzura, tu juventud, yo me encargaré de ello, no lo dudes… A lo largo de los siglos, hombres y mujeres conocerán a la tierna Beatrice d´Este, amantísima esposa de Ludovico Sforza, el Moro, Duquesa de Milán, fallecida a los veintiún años de edad.
Te amará siempre, tu hermana mayor,
Isabella d´Este
Marquesa de Mantua
Curioso estilo el de este relato, diferente a lo que hasta ahora he visto, histórico, epistolar, no se asemeja en nada a un relato convencional, aunque he de reconocer que introduce, desarrolla y pone fin a un ¿cuento? Veremos las críticas que se suceden…
Gracias por tus comentarios. Los personajes son efectivamente históricos, los sentimientos que expresan son los que yo he imaginado para ellos… similares a los que sentimos hoy en día, a pesar de haber transcurrido más de cinco siglos desde entonces…
Me gusta esta historia, corta pero intensa, te mantiene atenta durante todo el relato, esperando leer nuevas noticias, especialmente de Beatriz, aunque no esperaba un final tan triste. Aunque pensando en la época en la que se basa es un final bastante realista. Felicidades por tu relato.
Un relato interesante en el que se mezclan unos sentimientos fraternales totalmente atemporales con otros propios de su tiempo historico. Buen relato.
Me parece un relato muy bonito, que engancha, aunque con un triste final(como la vida misma….). Efectivamente en el fondo los sentimientos que se describen en aquella época bien podrìan sucederse hoy en dia, que poco ha cambiado el ser humano en ese sentido no? . Muchas felicidades y mucha suerte
Muchas gracias por vuestros comentarios, el final es triste, pero no olvidemos que la literatura refleja siempre la vida de la época a la que se refiere…, ¿sabéis cuantas mujeres fallecían de parto en los siglos XV y XVI?, era tremendo… y la mayoría tras pasar cinco o seis abortos, dato que he obtenido investigando sobre los personajes históricos documentados (léase nobles, reyes, etc… prefiero no pensar en el vulgo…)
Me ha sorprendido mucho el comentario de Carlos, refleja totalmente lo que queria transmitir «un amor sincero entre dos hermanas» a pesar de los problemas que existieron entre sus respectivos «intereses políticos»…
Me gusta el tema, yo personalmente encuentro en la redacción, que la forma de hablar en esos siglos no era como tu la expones, no me imagino en el siglo XV, llamar «papá» al padre, etc. siento no tener tanta facilidad de palabra para alabar el trabajo como los anteriores, de todas formas creo que es un gran trabajo pués en unas simples misivas intercambiadas entre dos hermanas describes la manera de vivir, sentir, sufrir en una época muy importante de la, historia, ANIMO!, sigue escribiendo……
Qué original relato, a mi me gusta mucho el estilo epistolar y en este nos sumerges en el 1400 sin resquicios.
Sí, los sentimientos han cambiado poco pero al menos ahora, a los 21 no se tiene toda la vida hecha. Siento pena y ternura por Beatricce. Suerte
Al menos casi no hay duda que su autora a leído el Drácula de Stoker (lo digo por la innovación epistolar de 1897). Reitero otros comentarios míos sobre la utilización de los puntos suspensivos y, me temo, que coincido con el comentario de «Mary». La ambientación histórica implica utilizar el léxico y la sintaxis que dé vida al personaje. Mala utilización de las mayúsculas («Embajador, Duquesa, Corte, etc.) y no sigo…
Suerte.
Muchas gracias Camino por tus comentarios. Tambien te agradezco Antístenes los tuyos, la verdad es que si he leido Drácula de Stoker, aunque hace ya bastantes años. He de confesarte que el libro que realmente me ha inspirado para este relato ha sido «El jardín de las dudas», de Fernando Savater, finalista del Premio Planeta 1993. En cuanto al uso del léxico, etc. estoy de acuerdo con vuestras opiniones, aunque en mi defensa os diré que he querido presentar un relato atemporal, pretendía expresar los mismos sentimientos independientemente de la época histórica y me he ajustado a la forma de hablar actual. Si es verdad que utilizo en demasía los puntos suspensivos, me da la sensación de que profundizo más en las pausas, tendré que corregirme. Nuevamente muchas gracias a todos.