35- Tres horas y media. Por Escarcha en los pulmones

DESCALIFICADO

Incumplimiento del punto 3 de las bases del certamen.

 3. Los trabajos presentados deberán ser originales e inéditos (incluido Internet) y no presentados ni premiados en otros concursos. Cualquier comprobación en este sentido será motivo de descalificación automática.

Te resulta odioso tener que esperar. K monopoliza el cuarto de baño y tú te retocas el pelo mirándote en la tapa de la encimera. Cuando sales de la cocina y ves en el pasillo las maletas de K, te entran náuseas. Imaginaste este momento como algo triste, dramático incluso, pero nunca nauseabundo.

Por qué K siempre se pasa horas en el baño nunca lo has entendido. No debería corresponder a su personalidad impulsiva, infantil, inconsciente a veces, pero sobre todo, cabezota. Recuerdas que después de ver «Casablanca», te obligó a recorrer con ella toda la ciudad en busca de una gabardina como la de Humprey Bogart. La encontrasteis, la compró, y nunca se la puso. No irás a pensar que es una desgracia que se vaya, por haber compartido tantas cosas con ella y que luego te haga esto… ¿Verdad que no?

La vida ya te ha enseñado lo suficiente como para que puedas sortear esto sin dificultad. Alguien te advirtió una vez que las personas que pasan por tu vida (y por la de todo el mundo) son sanguijuelas que llegan, te chupan la sangre y se van. Nada más. Le respondiste que tú también eras una sanguijuela y que absorber sangre nos mantenía vivos, a todos. Lo dejasteis estar.

Pones esa cinta de los Beatles y supones que será la última vez. Aunque la cinta sea tuya no la volverás a escuchar. Suena «Help» a un volumen considerable. Imaginas que K estará llorando, encerrada en el cuarto de baño, y lo adivinarás por su sonrisa, cuando salga. El lado izquierdo de la cara forzará al derecho y K preguntará cuándo nos vamos, como si de ir a pasear se tratara. Pero le brillarán los ojos, estarán enrojecidos, y tú te darás cuenta. 

Estás a punto de marcharte, antes de que salga y sin decir nada. Porque odias esto. Y también sus motivos para irse. Enciendes la televisión, sólo por oír algo, dejas el canal que hay y te metes en su cuarto, que se queda vacío. Tal vez cambies el comedor de sitio, o vuelvas a compartir el piso. Pero no ahora. Recuerdas cuando esas maletas entraron por el mismo pasillo. Y esa melena pelirroja, y esa sonrisa desarmante. Cuando te dijo esa misma tarde que estaba leyendo «1984», que era estudiante de imagen y que adoraba la pizza, ya habías decidido que se quedaría.

Y ahora ella decide que se va.

Oyes la puerta del baño, que se abre y te sobresalta. Aparece K, con esa sonrisa forzada y torcida y con los ojos irritados.

-¿Nos vamos?

Camino del aeropuerto, 270 segundos sin decir una palabra. Recuerdas que tiempo atrás, al poco de conocerla, le hablaste de esos silencios y de lo mal que te hacían sentir. Culpable, incluso. El aeropuerto resulta odioso. Aunque hoy, para ti, todo lo es: sus maletas, su silencio, incluso ella misma. Odiosa y amada. A 20 centímetros y tan lejana como nunca había estado. Al final, decide hacerte un favor y romper el silencio comentando que se le han olvidado un par de libros en casa. Aunque no le importa. Ni a ella, ni a nadie. Ni a los libros. Porque los libros sólo quieren que los lean, sin importarles quien. Cuando llega el avión te vas, sin esperar a que K suba. Camino de vuelta te metes en una iglesia. En las entradas de las iglesias debería haber un detector de ateos. Aunque claro, en la casa de Dios puede entrar todo el mundo. El olor a incienso te marea y piensas que esa enorme cruz es demasiado pesada para colgarla en la pared. Intentas recordar el Padrenuestro, que te enseñaron en la escuela cuando eras pequeña. Lo mezclas con el Avemaría y te hace gracia pensar que estas recitando versos a dos palos de madera. 

Al llegar a casa encuentras los libros de K, que te esperaban en un rincón de la escalera. Un libro sobre el country (una de la cosas que nunca entendiste) y «Un mundo feliz». Claro que sí, muy feliz. Lo hojeas y encuentras fotos entre las páginas, comentarios a lápiz en un trozo de papel violeta y una entrada de cine rota. Las fotos son recientes, de hace un mes. En una de ellas aparecéis las dos. Es una de esas fotos que se hace uno mismo sujetando la cámara por delante de la cara. En esas fotos uno siempre sale feo, pero que más dará. Partes la foto por la mitad y te haces añicos. La cara de K se queda entre las páginas 93 y 94 de «Un mundo feliz». Por su imagen, porque sabes que un día, sin que te des cuenta, se habrá desdibujado de tu mente, y aparecerá otra melena, tal vez castaña. Que será estudiante de medicina y que odiará el country. Pero que nunca se compraría una gabardina como la de Humprey Bogart.

3 comentarios

  1. Me parece un relato intimista muy interesante, narrado con indudable maestría.

    Enhorabuena y suerte.

  2. La narración en segunda persona es la más difícil de llevar a buen término, y el tiempo futuro ni te cuento, y en este texto aparece mezclado con el presente de manera impecable. No puedo menos que aplaudir, impresionado.

    Y además ese juego de no saber quién se va y quién se queda (me refiero al sexo de los personajes), que podría resultar molesto al obligarte a rehacer la escena cuando el autor deja caer un artículo y compruebas que no es él sino ella la que se va y que quien se queda tampoco es él sino otra ella, está llevado de manera tan precisa que en vez de molestar al lector que lo anden moviendo para enfocar la escena desde la perspectiva correcta (como a un personaje más), resulta, al contrario, francamente estimulante.

    Magnífica prosa.

    Sí señor, así se escribe, y así se ganarán certámenes.

  3. Es muy lindo y realmente es un cuento ganador. Lástima que yo ya lo conocía porque está publicado desde el 2004 en la página de los cuentos, firmado por malalacuentista. Con 5 comentarios bastante buenos. Se los copio para que los conozcan:

    2005-08-05 16:12:06 me follo el culo, con tus cosas, es verdad el country no hay kien lo entienda, y me ha hecho pensar en la forma con la k colgaran las cruces, yo k se, yo me he reido mucho. Lum

    2004-01-12 17:38:13 Un muy buen trabajo, con cuidado de las formas y eludiendo situaciones de cliché. Buen uso de la metáfora sin abuso, y con apuesta a lo sensible sin golpes bajos. Bien hecho. Gracias por compartirlo hache

    2004-01-11 21:08:18 Joer, me ha dado mucha pena. Por un lado eso es bueno, porque significa que puedes emocionar al lector, o sea yo, ja!. Por otro, no es tan bueno, pero eso es mi problema. Me pareció ágil, ameno, y me gustó que no dieras detalles y que cada cual se pueda imaginar lo que quiera sobre a dónde va, por qué, y etc etc. Saludos blanquita

    2004-01-09 05:23:52 a mi tb me encantó.. me pareció muy cercano tal vez porque yo he compartido piso mucho tiempo.. está genial rnahimla

    2004-01-08 14:06:23 Me gustó lo del detector de ateos, pero si los colocan, en muchos templos no dejarían de sonar, ni tampoco concentrarse a los que entraran antes de que los encendieran…. Pon a tus escritos la misma chispa que pones en tus comentarios. saludos. tarengo

    2004-01-08 13:41:21 Me gusta. Tiene un tono melancólico sin llegar al drama. Está lleno de referencias que describen ese intercambio de sanguijuelas, bebiendo los gustos y manías de la otra persona para hacerlos propios y se recorre en el texto la estela de texturas, olores y sonidos que ha dejado. Sirena_viuda

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