(Recitado por Clips)
Qué lástima la gente que nunca besará
la paz sobre tus párpados.
Ismael Serrano
Qué eterno contemplarte
en la quietud del cuarto,
con la luz agotada
cuidándote los párpados.
Qué ilusión por tu cuello,
qué olvido por tus labios,
semejas una rama
exilada del árbol.
Una luna expirante
sublima el escenario,
y el misterio del mundo
se hace carne en tus manos.
Qué eterno dibujarte
en el verso cercano,
ciñéndome a tu escudo
de sábanas y pájaros.
Qué muelle tu silencio,
qué valles tus costados,
qué libres tus rodillas,
qué fatales tus brazos.
Dormida eres plazuela,
limón, penacho, almario,
invisible a esos verbos
que lastiman a diario.
Dormida eres paciente
como la sed del sabio,
ajena a la maraña
de los crueles sudarios.
Dormida te describes
como lo necesario,
te inventas, te maquillas
con humildad de patio.
Qué eterno contemplarte
con el pecho sombreado,
dudando la certeza
de un sueño agazapado.
Qué fueras sin tus hombros
llamándome a su lado,
qué fueras sin tu espalda
de linos afiebrados.
Qué fueras sin mañana
encauzando a mis años,
qué fueras sin palabras,
sin voz dulcificando .
Qué noche perpetuada
a los pies de este cuadro,
qué esteros complacientes
se erigen sin pensarlo.
Dormida te comparas
a la esbeltez del álamo,
liviana y desmontada
de números y asfalto.
Dormida te aprovecho
dormida te resguardo,
dormida me haces falta
sin la cruz del horario.
Dormida me liberas
del primitivo llanto.
IV Certamen Poemas sin Rostro 2008