La editorial Playa de Ákaba quiere impulsar el trabajo de creadores y escritores que destacan literariamente por tener una voz personalísima y valiente, completamente inclasificable, agrupándolos bajo la denominación de Generación Subway. Estos autores comparten el hecho de haber nacido en la segunda mitad del siglo XX, de sobrevivir al paso de lo analógico a lo digital, de ver cómo el humanismo decrece al paso de las nuevas tecnologías y cómo desaparecen las certidumbres y las estabilidades nacidas al calor del optimismo de los años sesenta y ochenta. La metáfora del metro y de la ciudad aparece en sus obras como imagen de la pérdida de privilegios de este siglo de desahucios y manifestaciones en las calles, como símbolo de los nodos y los enlaces de las redes, de los flujos de población, de la hiperinformación, y del tránsito por los intersticios de la sociedad, tan populosa como generadora de soledad e injusticia. También se expresa en el viaje como tópico literario: la inquietud y la instantaneidad del tránsito como descripción de este siglo cambiante y líquido, así como lo limítrofe, lo subterráneo, lo oculto. La Generación Subway aboga por la identidad transeúnte y subterránea del sujeto actual y su continua reinvención, la compleja relación con el propio cuerpo, la nostalgia de la trascendencia ante la caída de los absolutos, la visión de la realidad como algo que se desintegra y que transcurre en varios tiempos-mundos a la vez, la visión de la ciudad como algo que da forma y parcela al sujeto, el concepto de vigilancia, la aceleración del tiempo, la búsqueda de instantes significantes y el manejo conflictivo de las emociones.
Ha de ser, por tanto, un grupo heterogéneo, con distintas poéticas y narrativas, que tendrá en común el uso de las redes, blogs y webs para compartir su obra en la red y que reflejará en sus textos una preocupación por la invasión consentida de la tecnología en nuestras vidas y por cómo la hipercomunicación propia de este siglo puede redundar en la deshumanización, la soledad y el aislamiento del individuo. El ser humano es concebido en su escritura como criatura menguante que sobrevive en un mundo globalizado. Une al grupo una aproximación existencialista, una descripción permanente del vacío, un espacio fronterizo entre la realidad y el arte. Ante la Europa rota por la crisis La Gran Ciudad, y su Metro, emergen, como metáfora individual y colectiva: la cristalización de una nueva vanguardia. Esa Gran Ciudad es la gran aventura del viaje y de la metamorfosis, con esa perplejidad lorquiana —reivindicando la figura del poeta más universal en lengua castellana y cuya voz parece ahogarse en el siglo XXI— que se convierte en un leitmotif lleno de huecos y contradicciones; el lugar al que huir. Son referentes Leonardo Da Vinci y su mirada humanista; William Turner, el pintor que pintaba atmósferas; Frida Kahlo, metáfora casi trágica del dolor que acompaña al artista contemporáneo, y Edward Hopper, el pintor de la soledad urbana, restando abiertos a nuevas influencias aportadas por los participantes.
La crisis, el autismo internáutico, la soledad, la muerte, la memoria, el alma vacía, el viaje y las ausencias serán temas recurrentes en todo su trabajo. También existe un pulso crítico contra el gobierno actual y contra la política de recortes y derechos sociales que ha marcado el principio del siglo XXI, contra esa falsa globalización —que también afecta al arte y a la literatura— que consigue que el tercer mundo sean las alcantarillas del primero. Esta generación transforma el vacío en arte (ese vacío de los túneles del metro), descompone el instante (el instante del reflejo en una ventanilla de un vagón), se rebela contra el anonimato del viajero e intenta transportar al lector a los ficticios espacios fronterizos que residen en los libros. Todo ello sin perder un espíritu abierto a las contribuciones de los integrantes del grupo.
La Generación Subway está impulsada por el poeta David Yeste, quien coordinará una antología anual de poesía con el mismo nombre; y por la escritora Rosario Curiel. Ellos dos son el nexo de unión de sus componentes. Se reunirá cada 28 de marzo, un año en Terrassa y otro en Lérida, en la presentación de la antología de poesía y relato breve que llevará el nombre de la Generación. Ana María Trillo coordinará la publicación anual de la antología de relato breve. La primera reunión de la Generación Subway será el 28 de marzo de 2015, en Terrassa, con la presentación de los dos primeros volúmenes de las antologías:
Generación Subway, VV. AA. Antología Poética VOL. I
Generación Subway, VV. AA. Cuentos VOL. I
Los interesados en participar en la publicación de esta antología deben contactar con David Yeste (si son poetas) a través del correo electrónico dy3433@gmail.com, y con Ana María Trillo (anita_trillo@yahoo.es) si quieren participar en la antología de relato breve. Cada año se procurará promocionar a 20 autores (10 poetas, 10 escritores) dentro de este movimiento generacional.
Otros miembros de la Generación Subway son:
Sergio Arrieta, Ángel Berrocal Jaime, Rosario Curiel, Isabel Laso, Eva María Medina, María Dolores Rubio de Medina, Javier Trescuadras, Noemí Trujillo, David Yeste…
Ángel Silvelo
Gracias a todos por el enorme seguimiento que le estáis dando a esta noticia.
Me siento, de alguna forma identificada con esta generación; nuestro trabajo discurre por cauces subterráneos, más profundos, pero no por ello con menos «voz». Hay una frase de Curcio, el Quinto Romano, que me parece muy indicada para la ocasión:
«Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos»
Comparto en mi perfil de G+, Ángel. Gracias a ti por todas las cosas interesantes que siempre nos compartes.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho esta descripción generacional porque recoge las inquietudes y realidades más actuales, y me llama la atención que, a pesar, como dices, de la heterogeneidad de sus voces y componentes, de tener en el pintor de la soledad uno de sus referentes, existe una tendencia a agruparse que responde, más que a cualquier interés, a una necesidad.
Ya he escuchado hablar de Generación Kindle, de Generación Subway, aparte de los escritores indies o independientes. Y no debe ser casual que en los dos primeros casos el término que las determine tenga que ver con los avances enormes que vivimos cada día, que no siempre contribuyen a estar en contacto, sino todo lo contrario. No sé, me da mucho que pensar.
Elena, esta propuesta es una forma de lanzar una llamada de atención (es verdad que una más) sobre la inconsistencia de esta sociedad. Yo creo que vivimos, por muchas razones, en una sociedad que tiene más excusas que nunca para ser más existencial que nunca, pero a todos nos parece que nada es suficiente.
La verdad es que vivimos unos momentos extraños, históricamente muy importantes, humanamente críticos en la segunda acepción de la palabra «crítico» (o sea, relativo a la crisis, y no solo económica), y ante los que reaccionamos de muy diversas maneras; la mayoría de las veces, protestando pero sin hacer nada.
También los escritores se quejan, pero ponerse a actuar no siempre es fácil. A la pereza natural se une esa atomización de grupos que, por una parte, es positiva (la gente se mueve), pero, por otra, como en otros muchos casos de los que ya se ha hablado por aquí, provoca desconcierto: no se sabe a cuál acudir.
No sé por qué he concluido en esto (una cosa lleva a la otra…). En realidad lo que quería señalar es que, en el fondo, y a pesar de todas esas posibilidades que se nos ofrecen ahora para contactar con todo el mundo, a veces nos sentimos más solos que nunca, como me parece que querías señalar en este párrafo que recorto: «Ha de ser, por tanto, un grupo heterogéneo, con distintas poéticas y narrativas, que tendrá en común el uso de las redes, blogs y webs para compartir su obra en la red y que reflejará en sus textos una preocupación por la invasión consentida de la tecnología en nuestras vidas y por cómo la hipercomunicación propia de este siglo puede redundar en la deshumanización, la soledad y el aislamiento del individuo».
Y eso es lo que da que pensar. Y me entristece.
Muchos besos.
La soledad en tiempos de hipercomunicación, casi nada. Un tema muy interesante sobre el que reflexionar y la deshumanización de la sociedad en todos los campos, no solo producto de la llegada de tecnología.
Un momento de cambio en el que la forma de comunicación se esta basando más en «decir» que en «escuchar», en escribir que en leer, en opinar que en conocer.
A mi también me da que pensar y me entristece, pero como dice Elena, no es solo momento de quejas, sino de pasar a la acción.
Abrazos a los dos 🙂