Hasta el infinito y más allá. Viajando del Bit al Cubit.
Evidentemente el tema es muy complejo. Tiene un importante substrato matemático, nuevos algoritmos, asuntos en el mundo de la física muy sofisticados, entran en liza otros modos de programar, de crear aplicaciones informáticas y de construir el hardware, etc. Lo dicho hasta aquí nos sirve para, al menos, vislumbrar el panorama que se nos presenta.
En relación al incremento de capacidad de computación y consecuentemente de la velocidad de procesamiento de la información nos preguntamos, ¿Cuánto es mayor velocidad de procesamiento? Para ello les propongo un juego. Supongamos un cálculo que tarda en realizarse 28.000.000.000.000.000.000.000 años con la computación tradicional. ¿Pueden intuir cuánto tardaría con la computación cuántica? Vayan pensándolo, informándose, viéndolo y en la próxima columna se lo comento.
Ahora bien, hemos indicado que no sólo una cuestión cuantitativa sino también cualitativa. Así, no es hacer lo mismo más rápidamente, sino que es hacer las cosas de modo distinto. Al igual que un ordenador no es una máquina de escribir junto con una calculadora más rápida, sino que es esencialmente distinto, de la misma manera va a ocurrir con la distancia entre la Computación clásica y la cuántica.
Veamos, el hardware, es decir las máquinas, no se fabricarán con los mismos elementos ni habrá los mismos procesos de fabricación, las aplicaciones informáticas actuales, es decir el Software, o como más generalmente se le llama los programas informáticos, no funcionaran en estos computadores cuánticos. Naturalmente habrá que amortizar las inversiones hechas por las organizaciones, tanto en hardware como en software. Por ello, será necesario, de un lado que los contables contemplen periodos de amortización más pequeños, más realistas y, de otro lado, gestionar el transitorio para que se conjugue el manantial arrollador de mejora de la computación cuántica con la lógica amortización de los activos. Y no solo habrá que considerar la amortización de los activos, sino que habrá que considerar además la capacidad operativa de adaptación al nuevo entorno en lo que a procesos y cambios de mentalidad se refiere.
¡Bueno!, ¡vale!, no les voy a hacer esperar al próximo articulo para darles la respuesta esperada. Ésta es 100 segundos. ¡Ah! y fíjense que la cifra asociada a la computación cuántica está en segundos y la asociada a la computación clásica en años.
Sean honrados, ¿A qué no se lo esperaban? Lo dicho, el viaje del bit al cubit podríamos definirlo como ¡hasta el infinito y más allá!
Inmaculada Sánchez Ramos
Ganadora del Premio Especial «Caravaca de la Cruz» 2005 de Canal Literatura y colaboradora en la sección «Con sentido crítico» 2004-2010.
Fuente: Larazón.es