Nikol en tierra de nadie.

 

Nikol

Nikol en tierra de nadie.

 

  Hay ocasiones, no muchas, quizás menos de las deseadas, en que la anécdota se eleva a categoría. Es en momentos convulsos en los que la humanidad se agita violentamente, cuando alguien que ya peina canas sobre una mente curtida, experta, y muy bien amueblada intelectualmente suma su esfuerzo al corazón para realizar pequeños milagros de gigantesca humanidad.

  Es el caso del ex-ministro José Manuel García Margallo, que con la ayuda inestimable del embajador Manuel Larrotcha, y la suma implicación del eurodiputado socialista Jonas Fernández, que lograron el milagro de salvar y repatriar a la niña ucraniana de 12 años, Nikol Makarova. Nikol estaba atrapada en Moldavia, era una niña aferrada a su partida de nacimiento, y a una pequeña mochila donde le albergaron su madre y su abuela la esperanza de que sobreviviera al horror de los bombardeos por la invasión de Putin a Ucrania. Ambas habían pagado con todos sus ahorros a una mafia para que la sacara de allí, con la esperanza de que se salvara, y se reencontrara con su familia asturiana de acogida, está por su parte llevaba 12 días desesperada tratando de encontrarla y repatriarla. 12 días de angustia contestadas a cada minuto por bofetadas de burocracia.

  Hasta, que en el programa «Todo es mentira” llegó a oídos del mencionado anteriormente, ex-ministro, y fue él por un lado moviendo cielo y tierra, y por otro su mujer acompañando y animando en todo momento a la familia de acogida, cuando tras larga espera, que a los pocos días obraron el extraordinario prodigio, lo habían conseguido, pero iban a sufrir hasta en el último momento, no se lo iban a poner tan «fácil». Con la niña en el aeropuerto, Margallo tuvo que llamar al ministro de exteriores del país, antes la negativa de la compañía aérea para el embarque de Nikol a acceder al avión que debía arrimar el abrazo entre el amor de una madre de acogida y una pequeña desprotegida en tierra de nadie. Hay gotas que llenan océanos, y nos hacen seguir creyendo en el ser humano, y en la acción real, palpable de la tan denostada política.

  La senectud es sinónimo de sabiduría, y la política debiera sumar la estética impetuosa de la lozanía de ideas, con la experiencia, el saber, y la humanidad que aportan las canas a la sociedad.

Jordi Rosiñol Lorenzo.

 

jrosinol

Nacido en Barcelona, catalán al cincuenta por ciento y por igual de orígenes murcianos. Desde la emigración forzada por la necesidad tras la Guerra Civil, soy el primer retornado de mi familia al mencionado origen. Autor: «Nunca pinto sueños o pesadillas. Pinto mi propia realidad» Frida Kahlo — premio con el relato «Urgencia humanitaria» en el I Concurso de Microrrelatos Navidad 2017 de Molina de Segura. — Finalista con el relato «Hipocresía» en el I Premio Espacio Ulises 2017. — Seleccionado con el relato «El cine de las sábanas blancas» en la antología de relatos «Ulises en el festival de Cannes» Playa de Ákaba 2017. — Seleccionado con el relato «La ventana a la libertad» en la antología «Cosas que nos importan» Playa de Ákaba 2017. — Seleccionado con el relato «La batuta mágica» en la antología «Las 7 notas musicales» Defoto libros 2017. — Columnista habitual desde 2015 en «Periodista Digital» dirigido por Alfonso Rojo. Anteriormente colaborador con opinión en «Crónica Global» y diversos medios regionales y locales. — Articulista de opinión en el Semanal Digital dirigido Antonio R Naranjo.

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