NOEMÍ TRUJILLO, «LA PRINCESITA EN EL ASTEROIDE B612» (PLAYA DE ÁKABA, 2015): LA NECESIDAD DEL PAISAJE. Por Ángel Silvelo Gabriel

LA PRINCESITA EN EL ASTEROIDE B612No hay nada más complicado en la vida que trabajar con la argamasa de los sueños. Quizá por eso la protagonista de La princesita en el planeta B612 hubo un día en que se cansó de escuchar las mismas voces y las consabidas proclamas de siempre. Entonces no le importó renunciar al amor, pues su deseo de sentirse libre, por fin, fue mayor. Así nace su necesidad de experimentar a través del viaje; una singladura en la que conocerá otros territorios y otras personas que también le enseñarán el valor de la diferencia y la necesidad de sentirse herido para más tarde tener la posibilidad de sanar. De ese modo, la princesita adivinó el dibujo del horizonte, y lo hizo a través de los arañazos que otras espinas le fueron proporcionando, y de salvar la amenaza de aquellos corderos con los que tuvo que enfrentarse. Sin embargo, llegó un día en que la princesita necesitó volver a su casa, porque el amor era el único elemento de sus sueños que no poseía.

En La princesita en el planeta B612 se concitan tres elementos básicos: el amor, Carboneras y la luz —a través de las múltiples referencias pictóricas que el mismo posee—, para de esa forma narrarnos un viaje: el de la vida. Su autora, Noemí Trujillo, es capaz de sintetizar en apenas veintiún poemas toda la esencia de un universo, el propio, pero también aquel que se escapa por la frontera de nuestros sueños. Y lo hace a través de la magia presente en El principito de Antoine Saint-Exupéry —a quien rinde homenaje—, pero también con la sabiduría del número siete, un enigma que cada lector deberá desentrañar por sí mismo.

Ángel Silvelo Gabriel

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