Balas con dedicatoria.
Tal vez las balas lleven nombre y se llamen: Siria, Ucrania o Tigray. Tal vez lleven destinatario impreso, en grandes cajas de madera debidamente referenciadas.
Hay un embalaje para el horror, un esforzado trabajo y dedicación. Los Señores de la guerra planifican, milimétricamente, en qué lugar van a dejar de cantar los pájaros.
Todo queda debidamente controlado; el pecho de la Fiera henchido de orgullo tiene el cálculo preciso de almas condenadas a las tinieblas.
Por la noche mientras arropan a sus hijos muchos cubren, también, con sábanas su conciencia; en el arte de matar, las consideraciones se relegan al futuro.
En despachos bien amueblados, se reúnen impecables de vestimenta. Bien peinados y fragantes; nadie ha desvelado aún que las hienas conforman clanes, que encuentran placer asediando en la oscuridad.
Mientras tanto las luciérnagas han huido del alma de miles, millones de niños. Las mujeres aprenden que deben ser como las cornejas y llegar antes que los Buitres a los cadáveres.
Ya no hay Patrias. Los Señores de la Guerra han sustituido banderas por ideologías. La Bestia somete a su pueblo e invade otros; los perros y su instinto miccionador …
Mientras, un Dios silente, ya solo responde a la Inocencia.
Amelia Chaves Macias
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Este es nuestro mundo y nuestros gobernantes
Muchas gracias por comentar. Un abrazo.
Esta es la realidad que no queremos ver,que existe ante nosotros,teñida de normalidad.Inmunizados ante las guerras,ante los niños sin hogar,ante cadáveres que encabezan los primeros minutos de los telediarios…como si fuese publicidad que ojeamos ya sin interés…pero has descrito nuestro día a día…una verdad cruda y descarnada que ya pasa por nuestras vidas con una indiferencia aterradora…chapeau por un escrito que nos refleja,amiga Amelia..y no para bién…
Muchísimas gracias por tu comentario. Un abrazo.