Bolaño dixit.
Ahora que no puedo ir por ahí bebiendo, comiendo lo que me dé la gana, pasándolo bien, haciendo el loco, me vuelvo loco ahora que me veo atrapado en el rebaño, arrastrado por la fuerza imparable de este artefacto que nos transporta y nos obliga a sonreír, a consumir, a comprar un montón de cosas que no nos hacen falta, odio el olor de los langostinos en mis manos, en la boca de la mujer que se acercó a darme un beso.
El presente continuo podría ser un título para lo que me pasa por la cabeza pensando en escribir, divagaciones sin dirección ni sentido ni control, la mano de mi padre armada de un lápiz dejando caer sombras difusas sobre un papel; no me apetece un hilo ni una historia ni un principio ni un final, sólo decir lo que segundo tras segundo me viene a la mente y a la punta oscilante de la voluntad.
Cistitis, próstata, vértigo, todo el día meando, inestabilidad al andar, al caer la noche perdido, en manos de las transmisiones neuronales estragadas, de la alquimia cerebral, del capricho de los diminutos dioses que navegan por la sangre de mis venas. Ni siquiera el pasado me sirve, no sé utilizarlo para convertirlo en presente continuo, pero quizás aprenda, será tarde, literatura + enfermedad = enfermedad. Bolaño dixit.
Máximo González Granados
