Canto a Écija. Por Juan A. Galisteo Luque

 

CANTO A ÉCIJA

 

Écija, de Andalucía,

Astigi, ciudad romana,

que te extiendes hacia arriba

con tus colores de grana;

tu mágica  arquitectura,

tus cúpulas y espadañas,

cubren de grandeza el cielo

al sonido de campanas.

Écija, ciudad del sol,

la de las torres calladas;

la sartén de Andalucía

que con acento te llaman

esas gentes de provincias

y otros lugares de España.

¡Ciudad de las bellas torres!

once son…, para nombrarlas;

una de ellas, Las Gemelas,

todas llenas de elegancia.

Desde Córdoba a Sevilla,

por las fondas y posadas,

derrochan los Siete niños

las monedas de oro y plata

que han sustraído a los ricos

por caminos y vaguadas.

Renegados y engañados,

han quedado ya olvidadas

sus vidas y sus destinos,

desde aquella época vana,

donde el gran Napoleón

invadiera las naciones

y sus campos arrasara.

Guerrilleros andaluces,

algunos de etnia gitana;

hubo legos y hasta nobles,

también de Écija la llana,

que después de darlo todo

luego quedaron sin nada.

Ciudad de mito y leyenda,

¡cuánto siento recordarla!

lugar donde yo nací,

y que aún vive en mi añoranza.

Nunca olvidarán mis ojos,

embriagados de nostalgia,

que por esas callejuelas,

allá, por Semana Santa,

con el fervor y la entrega

de una pasión desatada,

un Cristo y sus nazarenos

iban despertando al alba.

Mientras tanto, aquí en silencio,

con la luna como alianza,

mis recuerdos palidecen

en un manto de esperanza.

Écija, ciudad del sol,

¡la de las torres calladas!

a todas me las encuentro

por donde quiera que vaya.

¡La sartén de Andalucía!

que con salero te llaman

tantas gentes de provincias

y de otros sitios de España.

¡Ciudad de las bellas torres!

once son…, para nombrarlas.

 

 

Autor: Juan A. Galisteo Luque

Del poemario: Versos y paisajes

Derechos registrados y fotografía de autor

 

 

 

 

 

 

 

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