Corresponsal
Comprobó la cámara y los micros, tomó el móvil, guardó el portátil en su maletín y salió del hotel. Tenía que grabar un reportaje sobre la guerra. Medios modernos al servicio del horror más antiguo. La actual cadena de televisión para la que trabajaba quería carnaza, sangre, algún muerto civil aplastado entre ruinas, y él era un profesional, no podía abstraerse de la realidad alegando objeciones de conciencia. Pisó la calle y el estruendo de las bombas lo dejó sordo. Hombres, mujeres y niños huían, mientras los soldados intentaban alcanzarlos con sus disparos y él con su cámara. «Un corresponsal no puede cambiar el curso de la Historia —se dijo tragando saliva, mientras observaba a un pequeño tirado en el asfalto—, pero al menos puede mostrarla». Con ese convencimiento dejó al niño en el suelo, agonizante, y siguió captando imágenes desoladoras para el mundo.
Maribel Romero Soler
Me ha sonado el final a ese sofisma de la ciencia ficción y los viajes en el tiempo. No intervenir para no cambiar la historia. En este caso me ha estremecido dejar las cosas como están.
Que así no sea.
Un abrazo.