El cazador de dragones
Érase una vez, hace mucho tiempo, el Primer Emperador ordenó al más eximio de sus guardias que se retirara a las montañas de la Luna y que se convirtiera en un cazador de dragones. El guerrero abandonó a sus padres, a sus hijos, a su mujer, que era prudente, y a sus compañeros de armas; partió hacia las montañas y sometió su cuerpo a la más dura de las disciplinas; ayunó y se fortaleció; caminó sobre el fuego y durmió abrazado a las piedras heladas; aprendió el lenguaje secreto de los pájaros y alcanzó a entender la escritura de las hormigas bajo la tierra.
Por fin, pasados siete largos años, el guerrero se supo preparado para enfrentarse con el dragón que asolaba los cinco reinos; pero he aquí que, cuando el cazador se presentó ante el Emperador, el dragón empleó la magia y se transformó en una bailarina de corazón ligero, cintura flexible y pies como flores de canela, y el Emperador se derramó en ella y la bendijo con el manto de su protección. El guerrero entendió entonces que la vida no es sino un acuerdo con los movimientos del cielo; la muerte, una faceta de la ley universal del cambio; que quien descansa comparte los ocultos poderes de Yin; que quien trabaja se mece en el oleaje de Yang; que el sabio no busca ganancias y es invulnerable a las pérdidas; que responde sólo si le preguntan; que se mueve cuando lo empujan; que conviene olvidar el saber de los libros y los argumentos de los filósofos; que la vida es una barca que conducen aguas indiferentes; que la muerte es un reposo sin sueños; que quien gobierna un Imperio no atiende a consideraciones y que la mujer se rige por los siete espíritus de los dragones, a cuál de ellos más terrible y lleno de misterios.
Francisco Giménez Gracia
Hermosa «leyenda» llena de sabiduría. Aunque las mujeres seamos misteriosas como los siete dragones. Y que conste que eso, en concreto, no me parece nada mal.
Un abrazo femenino.
Es una preciosidad este cuento. Una de esas leyendas para memorizar palabra por palabro y transmitirla, en uno de esos momentos donde una solo desea derrochar lo mejor de lo aprendido.
Contaba Giménez Gracia que: Hace mucho tiempo había un Emperador …….
Un abrazo y enhorabuena.