Efervescencia
Qué queda en la memoria
sino la desnudez de lo sentido,
esa orfandad eterna que los días
se niegan a aceptar.
Tú quieres sujetar las sensaciones,
alargar la emoción de ese minuto
que el placer disfrazó de incertidumbre.
El instante sucumbe a su recuerdo
como la voz al viento que la engendra.
Estábamos despiertos mientras iban
durmiéndose la horas,
dejándonos llevar por la resaca
que deja en ebriedad el pensamiento,
y seguimos aquí, bebiendo épocas
para olvidar la esencia de la vida.
¡Qué victoria más corta la conciencia!
Hay una realidad efervescente
deshaciéndose sola en un vaso de tiempo.
Luis Oroz
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