Entre Madrid y Sevilla
¿Recuerdas aquel día de abril, de primavera,
entre flores curiosas que alegres observaban?
Y la Plaza de España fue fiel testigo, muda,
de tus bellos poemas por mi voz recitados.
¿Recuerdas aquel día donde las arboledas
del Retiro -¡qué bello!- nos abrían sus brazos?
Me sentí cual princesa caminando a tu lado
contemplando el Palacio de Cristal transparente.
¿Recuerdas, amor mío, aquel fugaz y hermoso
momento en que me diste -nos dimos- aquel beso?
Un beso, un sol naciente, un cometa en los labios
que con sabor a andenes nos unió para siempre.
¿Recuerdas, cielo mío, aquella tarde clara
donde nuestros abrazos fueron enredaderas?
¿Recuerdas qué dulzura? ¡Cuánto amor contenido
guardábamos ansiosos esperando encontrarnos!
¿Recuerdas nuestras charlas, nuestros cafés intensos,
nuestros paseos claros bajo la noche oscura?
¿Y la luna en el agua? ¿Y el Puente de Triana?
El río murmuraba que el amor ya era un hecho.
¿Recuerdas nuestros sueños en papeles y folios,
que ahora han comenzado a hacerse realidades?
Un hogar, una lumbre, una vida y mil noches,
un futuro conjunto, un libro y dos poetas.
Y pasarán los días escribiendo ese libro,
y pasarán las nubes envidiando este cielo;
y en un tiempo remoto, lo que aún no ha llegado
será de nuevo un dulce: «¡recuerdas, vida mía?»
Ana Mª Álvarez © 2005
Blog de la autora
Las cosas no siempre duran lo que uno quisiera y no salen como estaba previsto, pero el recuerdo de los tiempos felices es algo que sí perdura eternamente. Y la vida a veces nos regala momentos especiales para que ese recuerdo no se apague nunca.
Enhorabuena por tu poema.