Jaume Plensa, Materia Interior en La Fundación Telefónica. Ángel Silvelo

Jaume Plensa,

Jaume Plensa, Materia Interior en La Fundación Telefónica.

 

 La luz que nace de la oscuridad.

 

   ¿De qué estamos hechos? ¿Cuál es la materia de la que partimos hasta convertirnos en personas de carne y hueso? ¿Primero es la idea y a continuación llega su ejecución práctica? Todo es materia oscura en el demiurgo del que procedemos. Materia interior de la que parte el deseo hasta convertirse en algo tangible. La luz que nace de la oscuridad. Y, a partir de ahí, poder llegar a afrontar la relación que une al yo con los otros. Pues somos seres humanos que existimos a través del otro. De esa colectividad nacen las ideas, las palabras y la especie. Como nos dice el propio Jaume Plensa, a propósito de la presentación de la exposición de quince de sus obras en la Fundación Telefónica bajo el título de Materia Interior: «Yo creo que todo nace de la oscuridad, por tanto, aquí podía hablar de ello» Y lo hace partiendo de una fotografía mural de su estudio titulada Paisaje de Jaume Plensa a modo de salón de máquinas que traduce lo intangible en tangible, la idea en formas y espacios tridimensionales engendrados para establecer una relación directa entre obra y espectador. Las obras de Plensa están pensadas para ser sentidas, acariciadas, contempladas y analizadas con la magnitud infinita de los deseos. Anhelantes, sugerentes, conmovedoras o retadoras se manifiestan ante nuestra vista como un juego: el de los sentidos como, por ejemplo, las que parten desde el hueco interior de las figuras femeninas de alambre donde sus rostros reflejan un contenido no sólo expresivo, sino también conceptual por lo que tienen de accesibles en sí mismas. De esa confrontación interior-exterior es desde donde logran conformar un todo presidido por el binomio belleza y sueño. «Mi obra quiere que cada persona se refleje en ella y mire a su interior. El arte tiene que ser este catalizador que nos permita crear una seguridad en nosotros mismos y nos permita hablar de ideas, de vibraciones. Vivimos en un momento de ruido que muchas veces no nos permite esos momentos de silencio. El arte tiene que ofrecer un mensaje de esperanza y positividad, de volver a creer que el ser humano somos más que esta violencia actual».

    Otra dimensión profunda y esencia de esta exposición es la que viene representada por el concepto del silencio y la importancia que éste tiene a la hora de desarrollar esa materia interior de la que partimos y de la que, en la sociedad actual, no hacemos más que alejarnos. Todo hoy en día genera ruido, estrés y frustración. Un frontispicio que el artista catalán explora con la serie escultórica Silence; una representación del mundo que habitamos a través de expresiones que nos invitan a la reflexión, y que son un gran espejo universal de lo que somos. Todas ellas, sin duda, son una síntesis de los temas recurrentes en la obra de Plensa: la identidad, la fragilidad de la condición humana, lo efímero, la espiritualidad el silencio, la comunicación o el lenguaje. Una fusión entre obra y espectador, que alcanza su máxima expresión en la serie titulada Glückauf?, en la que una sucesión de cortinas de letras que recrean la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 permiten a los visitantes interactuar con ellas, igual que si de una sopa de letras interactiva se tratase, fusionando idea y materia en un único elemento, donde los sentidos del tacto y la vista se conjugan a la hora de generar nuevas ideas, y que podríamos conceptualizar como la unión entre el hombre y el conocimiento.

    Como manifestó el artista en la presentación de esta exposición que se podrá ver hasta el 4 de mayo de 2025 en la tercera planta del Espacio Fundación Telefónica, todo procede de la oscuridad, porque del cerebro nacen las ideas, de la boca nacen las palabras y en el útero se gestan los niños y las niñas, la vida. Y de esa vida parten los sueños. Sueños que se transforman en palabras, lenguaje, repetición o sonidos que tratan de acercarnos a esa materia intangible que todos poseemos: el alma.

    Ángel Silvelo Gabriel.

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