Julia San Miguel. «Trece velas en la recámara»

Julia San Miguel

«Trece velas en la recámara»

 

  Trece velas en la recámara es una reflexión hacia lo vulnerables que podemos llegar a ser. La realidad nos está demostrando que la guerra está más cerca de nosotros de lo que podríamos llegar a imaginar. Sin embargo, a pesar del horror, de la violencia, de todos los hechos históricos, pasados y presentes, que ya conocemos y de sus terribles consecuencias, nos siguen vendiendo una heroicidad que resulta fascinante. Y esa fascinación se transmite a nuestros niños.

  Hay una permisividad absoluta hacia todo lo relacionado con lo bélico, y ahí están, por ejemplo, los videojuegos de acción. No nos olvidemos de que, en este sector tan popular entre el público adolescente y preadolescente, el porcentaje alcanza el 78 % entre los 11 y 14 años, la franja de edad de nuestros protagonistas.

  Cuando comencé a escribir la novela, demonizaba los videojuegos. Veía a mi hijo y a sus amigos pasarse horas y horas frente al ordenador, exaltados, pegando tiros para conseguir pasar una y otra pantalla. Mientras que la novela buscaba su hueco en una editorial que creyera en ella, el tiempo pasaba. Le llegó el turno a mi sobrino y a sus amigos. Las batallas eran más sofisticadas, tanto en forma como en fondo. Y la actitud también. Sin embargo, en la novela no hay una postura maniquea ante ellos. Los videojuegos de acción son solo el punto de partida.

  “En Trece velas en la recámara, realidad y ficción se entremezclan, y lo que parecía ser un simple juego acaba transformándose en una experiencia aterradora…”

  Una fotografía de un niño vestido de militar con un arma en la mano, bajo la leyenda “No está sucediendo aquí, pero está sucediendo ahora”, publicada por Amnistía Internacional, fue el detonante que me empujó a escribir esta historia.

  Lamentablemente, esa es nuestra realidad. Hoy, ahora mismo, hay niños soldado en el frente de batalla. Y eso no es un juego. No podemos mirar hacia otro lado y no sentirnos responsables.

  Trece velas en la recámara es un libro que, quizá, deberíamos leer todos. Es una novela comprometida. Un pequeño intento de concienciar y ser conscientes de que debemos seguir defendiendo unos valores que nos lleven a construir un mundo mejor.

 

Trece velas en la recámara

La sinopsis

  Un anuncio en internet es justo lo que Mike estaba buscando para celebrar sus trece años de una forma más original con sus amigos. Cuando llega el ansiado día, desde primera hora las emociones confluyen y se van sucediendo a tanta velocidad que da vértigo mirar el decorado de cartón piedra que los engulle. El protagonista, junto a sus amigos, vivirá en primera persona algunas de las batallas más cruentas de la Historia. Aunque todo era un juego. O eso parecía.

Una muestra del libro

  “Sentía la boca seca. Al oír aquel chasquido comenzó a imaginar cada uno de los movimientos del soldado, aproximando la mirilla de la metralleta a la cara, el ojo izquierdo mirando fijamente por ella, aguantando el aire, ajustándose la culata al hombro, sosteniendo con fuerza el arma, apuntando hacia el centro de aquel agujero y, con la frialdad del poderoso, despacio, muy despacio, saboreando cada segundo de aquella maniobra, acercando el dedo índice al gatillo…

  Mike cerró los ojos. Tres…, dos…, uno…

  –¡No malgastes una bala! –ordenó una tercera voz–. No merece la pena. ¿Qué esperas conseguir con espantar unas cuantas hojas secas? Solo vas a asustar a las hormigas.

  –Es preferible esperar y encontrárnoslo de frente. Quiero reírme de la cara que pondrá antes de verle morir.

  –Tenéis razón. Sigamos rastreando, no debe andar muy lejos.

  El eco de sus estremecedoras carcajadas tardó bastante tiempo en desaparecer.

  Luego, todo quedó en silencio.

  Mike notaba el peso de los troncos sobre el pecho, con la boca y la nariz ahogadas en la tierra, que se apelmazaba en su cara como un puñado de moscas muertas.

  No te pongas nervioso, Mike. Mantén la calma. Tú puedes. Relájate. Piensa, Mike, piensa. Deja de temblar y sudar como un mísero cobarde. Si tienes alma de perdedor, serás un perdedor. Y tú habrás sido el único culpable”.


Julia San Miguel

Sobre Julia San Miguel

  Nací en Madrid, en diciembre. Siempre creyendo que llegué con el invierno, porque aquel día nevaba muchísimo, y resulta que aún quedaban unas semanas para que el otoño diera paso a la cuarta estación. Por eso, tal vez, ese deseo de estar siempre en muchas partes a la vez. Cursé mis estudios de Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid. Desde tiempos que ya no recuerdo, compagino mi trabajo de gestora en corrección de textos en SM con la escritura. Antes de que supiera leer y escribir, memorizaba los cuentos y las historias que me contaba mi abuela, y siempre he intentado recuperar en lo que escribo su magia. Para no hacerlo muy mal, asistí a varios talleres literarios, con un recuerdo muy especial a los cursos impartidos por la escritora argentina Clara Obligado. Ya en el instituto comencé a obtener diferentes premios en relato y poesía, que aún sigo cosechando. Con la UNED, publiqué mi primera novela Valderas, esa que todo escritor quiere olvidar, pero que para mí fue tan importante.

  He publicado con Kalandraka los cuentos infantiles Oso y su diente de leche y El monstruo de Ricardo; con SM, entre otros, El soldado de plomo; Nubes para una fiesta; Mus, el cartero saltamontes; Nora, la ballena blanca; ¿Ha encogido el jersey?; con Bruño, los cuentos infantiles El gatito invisible y Los tres camellos magos; y con Edebé, Remedios desesperados para intrusos desobedientes. La novela juvenil Trece velas en la recámara fue considerada una de las siete mejores en el I Certamen de Literatura Juvenil en Edebé México en 2014, y en 2022 quedó entre las cinco finalistas en el I Certamen Calíope de Novela Juvenil.

 

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