La Carolina, Jaén. Por Usue Mendaza

La Carolina , Jaén

 

La Carolina, Jaén.

   Nunca es tarde para darse o dar un merecido homenaje. La provincia de Jaén y con ella La Carolina están hoy de enhorabuena conmigo porque “ya tienen quien les escriba”, permitiéndome una paráfrasis a la novela de Gabriel García Márquez sobre su viejo coronel. Precisamente, el hecho de reivindicar a las provincias españolas y con ellas a sus hermosos y pintorescos pueblos debería constituir un dogma, como el hueso duro de un fruto sin el cual no hay fruto alguno que valga. Por eso, y porque un hueso suele ocupar la parte más central o principal del fruto, debemos dar a nuestros pueblos y a sus provincias, el lugar de privilegio que por méritos propios se merecen. Mi admirada provincia de Jaén no puede ni debe ser una excepción a mi pequeño pero especial y particular homenaje.

   Si pensamos en Jaén provincia, probablemente nuestro primera reflexión o pensamiento recaiga sobre su exquisito, local y mundialmente apreciado oro líquido; los olivos, muchos de ellos centenarios, tan disciplinadamente dispuestos en hileras en la venerada y trabajada tierra jienense, son testigos directos de la celebración y rito de la recogida de sus olivas, allá por los meses de octubre y febrero. Símbolos de paz desde que el mundo es mundo, la presencia ordenada de los olivos en los latifundios andaluces recrea la mirada excitada del visitante, atraído por la Cultura, por sus gentes y por la idiosincrasia y forma de vida andaluzas.

   Tengo muy presente la convicción de que los atractivos de una región no deben ni pueden hacer sombra al resto de dones. Muy al contrario, los primeros han de servir de gracia, imán o gancho para atraer a los turistas hacia los segundos; Turismo que nos es, no olvidemos, excelente fuente de riqueza, y al que hay que cuidar y mimar con suma exquisitez y delicadeza.

   Como al César lo que es del César, decir Jaén provincia es también nombrar y con mención especial y honorífica a las ciudades (que no pueblos) de Úbeda y Baeza, ambas declaradas Patrimonio Histórico de la Humanidad.

   Por descontado está, que tampoco estas dos ciudades patrimoniales debieran mirar con superioridad a otros pueblos menos conocidos, pero no por ello menos bonitos y atractivos. Si me topara con un extranjero que viene por primera vez a Andalucía y le nombrara el pueblo de La Carolina, seguramente no priorizaría una visita a este enclave de la parte más norteña de la provincia, bien por desconocimiento o simplemente por falta de tiempo en su itinerario.

   Tal vez si le diría que La Carolina, mantiene un cordón umbilical con su Historia y con parte del Parque Natural de Despeñaperros, así como con su pasado de distrito minero y con la famosa batalla de las Navas de Tolosa (que hizo posible la continuación de la Reconquista), probable que en ese caso sí que hubiera atraído su atención hacia este tranquilo pueblo.

   Siendo mi noble intención de humilde cronista la de no extraer, porque sí, datos por los datos (el famoso copia y pega), quisiera centrarme en la Ruta de la Aquisgrana o Ruta de las Orquídeas, especie ésta última de alto valor ecológico, reconocido y descubierto por la Sociedad Ibérica para el Estudio y Conservación de los Ecosistemas en un simpar paraíso de la Biodiversidad y a muy pocos kilómetros de La Carolina. El paseante que lleve intención de visitar esta ruta, saldrá del pueblo por el casi infinito boulevard o arbolado paseo que lleva hasta el excelentísimo Ayuntamiento, dejando atrás el Polígono industrial hasta llegar a la campiña.

   Aprovechando la hora temprana y liviana por aquello de la temperatura de la mañana, nos encontraremos con una carretera solitaria, sin apenas coches, si eso con algún viandante que lleva, con intención, paso apresurado pero que nos deleita con un “¡muy buenos días!”, algo que ya, por desgracia, no se estila mucho. Menos mal que la magia de la naturaleza, que algo de mágico, telúrico y misterioso siempre tiene, nos permite sin pedir nada a cambio, este guiño de simpatía, buena educación y cercanía que es el saludar amigablemente y mirar a los ojos de un extraño, en parte desconocido, sí, pero que ha decidido, por pura coincidencia, recorrer la misma ruta que nosotros.  No deberíamos perder nunca esta bonita costumbre de saludarnos entre extraños en el ámbito rural, para que esta tradición no caiga en el olvido. Reivindiquémosla también.

   Eso sí, no podremos olvidar o pasar por alto las señales de peligro por “atención, ganado bravo” en la vereda de nuestro sendero, aunque haya desplegadas alambradas en la linde a lo largo del camino. Este “peligro” no le quita hermosura ni majestuosidad a este paisaje múltiple, muy al contrario. Seguramente que lo empodere: observaremos atónitos los olivos en fila india que desdibujan el horizonte como un cuadro de líneas impresionistas, las reses pastando y oteando la presencia de hembras cercanas, un puente, intuyo que de origen romano por la característica de su arco y finalmente y muy cerquita de nosotros divisaremos el pueblo de La Carolina, que lleva nombre de mujer, presuntamente de una mujer única, delicada, sensible y con una personalidad e historia propia. Como las joyas o perlas coralinas. Irrepetibles por sí mismas.

USUE MENDAZA

 

Blog de la autora

Usue

Nace en Vitoria-Gasteiz en 1975. Titulada en Secretariado de Dirección por la Universidad de Deusto, Bilbao (1993-1996). Habla Inglés y Alemán . Aprende Francés. Siempre ha sentido curiosidad por el mundo cultural pero a sus 33 años despierta especialmente un enorme interés por la Poesía y por la Literatura. Con el Liceo Poético de Benidorm, de la que fue integrante, participa, además de en numerosos recitales por toda la provincia de Alicante, en la Antología VOCES EN AZUL con la Editorial Germania. Ha colaborado en el libro antologado DEL SILENCIO AL TEATRO DEL PARNASO, disponible en Amazon, en homenaje al poeta modernista hondureño Juan Ramón Molina, amigo de Ruben Darío. Están también sus letras en la Edición cuaderno impreso de 2012 y en la electrónica de Agosto de 2013 en DOS POEMAS Y UN CAFE, edición de J. SEAFREE. Escribe asiduamente reflexiones, relatos, artículos etc, para Canal Literatura y para su blog usuemendaza.wordpress.com. Actualmente reside y trabaja en la ciudad de Granada.

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