
PRISIONERA ENTRE DOS REINOS
A Doña Leonor, condesa de Alburquerque
Ordenanzas de aposentamiento de feriantes de
Medina del Campo. “La triste Reyna” (1421)
Dime madre, ¿por qué lloras?
Dime, ¿por qué estás llorando?
¿Será la emoción del día?
¿Tal vez el rey Don Fernando?
Ese padre que yo amaba
y que tú, ¡quisiste tanto!
¿Serán quizá los infantes,
que te llenan de quebranto
dolor y desasosiego?
¡No llores! ¡Dame tu mano!
Son tus ojos dos luceros
que adornan el Sacrosanto
y tus lágrimas sinceras,
dolor que por tus mejillas
desprenden melancolía,
a tu belleza y encanto.
¡Vámonos madre a la feria!
¡Quítate ese velo raso!
Que hoy quiero salir contigo
elegante de palacio.
Te he traído este vestido,
que con cariño han bordado
las damas aquí en la Corte,
un día tan señalado.
Ya sé que sigues de luto;
tan solo un lustro ha pasado
desde que él se fue a los cielos,
dejándonos desamparo,
tristeza y presentimiento…
Ven, ¡acércate a mi lado!
¡No escuchas esas campanas
a lo lejos, por el llano!
Son sonidos de alegría,
que desde los campanarios,
avisan que hasta Medina,
las carretas van llegando.
En ellas, van mercaderes
y tratantes de ganado;
unos vienen con sus mulas,
otros llegan a caballo,
muy pocos van a la grupa,
muchos llegan caminando.
Todos vienen a la feria,
a la feria van llegando,
para cubrir de aposentos
su recinto amurallado.
Vizcaínos, burgaleses,
catalanes, sevillanos,
portugueses, extremeños,
y de otros grandes estados
como Génova y Amberes,
vienen a saldar sus pagos
y concertar las partidas,
cursando letras de cambio.
Han viajado hasta Medina,
hasta Medina del Campo,
para ver a la Señora,
Doña Leonor, que entretanto,
se encuentra aquí, ante mis ojos,
consumida por el llanto.
Madre, ¡quítate ese velo
tupido y de vuelo raso,
que quiero verte elegante
cuando salgas de palacio!
Cruzaremos la ciudad
por la mañana temprano,
en dos preciosos corceles,
con pajes engalanados.
Y la hermosa comitiva,
con su ritmo acompasado,
dejará libre el camino
hasta la plaza de abasto.
¡Vámonos madre a la feria,
aquí, en Medina del campo!
Para dar fe a la ordenanza,
y al acta que el rey Fernando,
fundara para este Reino
de Castilla y al amparo,
de otras ferias señoriales,
como Cuéllar, Rioseco,
o de Villalón de Campos.
¡Nos iremos a la feria!,
¡Compraremos ricos paños!
pues los hay de buena tinta
para hacer bellos bordados.
Luego después en la plaza,
junto a gremios y artesanos,
te presentaré al galán
del que yo me he enamorado.
Dime madre, ¿por qué lloras?
Dime, ¿por qué estás llorando?
¿Será la emoción del día?
¿Tal vez el rey Don Fernando?
Ese padre que yo amaba
y que tú, ¡quisiste tanto!
¿Serán quizá los infantes,
que te llenan de quebranto,
dolor y desasosiego?
¡No llores! ¡Dame tu mano!
Pronto, ¡ponte este vestido!
¡Quítate ese negro raso!
Que nos vamos para el centro,
donde ya están esperando,
la nobleza de alta alcurnia,
el rey y su Almirantazgo.
Juan A Galisteo Luque
Premio: Centro Católico de Obreros
de Medina del Campo 02-12-2014
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