Cárcel de mujeres.
El 14 de abril de 1955, en el lujoso hotel Crillón de Santiago de Chile, la escritora María Carolina Geel disparó varias veces a su amante y lo mató en el acto. Nunca se conocieron los motivos (hubo quienes dijeron que fue por celos; otros, una forma extravagante de conseguir notoriedad). El crimen fue sonado en la época y le valió a Geel tres años de prisión.
De su estancia en la cárcel (y como ha pasado tantas veces en la historia de la literatura, desde Cervantes hasta Sade, Wilde o Genet), Geel extrajo una ocasión perfecta para escribir, gesto ya de por sí transgresor, pues aunaba la escritura del delito y el delito de la escritura. Más allá de la culpa o la expiación, Geel describe y reflexiona sobre el universo carcelario femenino, un mundo infranqueable y oscuro, en una obra adelantada a su tiempo que mezcla la ficción, el testimonio y la autobiografía, y que resultó de lo más rompedora al hablar de crímenes, de la vida en prisión y del deseo entre mujeres. Por ello, este libro ocupa, por derecho propio, un lugar único en la literatura chilena.
TRADUCCIÓN DE: Cassandra Villlalba Sánchez
María Carolina Geel
María Carolina Geel (Santiago de Chile, 1913-1996), seudónimo de Georgina Silva Jiménez, debutó como novelista en 1946 con El mundo dormido de Yenia, novela a la que seguirían Extraño estío (1947), Soñaba y amaba el adolescente Perces (1949), El pequeño arquitecto (1956) y Cárcel de mujeres (1956), que escribió mientras cumplía condena por haber asesinado a su amante, suceso que conmocionó a la sociedad chilena y llenó las páginas de la prensa. Tras salir del presidio, antes de tiempo gracias a la intercesión de Gabriela Mistral, que pidió un indulto al presidente, prosiguió con su labor de crítica literaria, que había iniciado en 1949 con la publicación de Siete escritoras chilenas.