Deseo incontrolable. Por Mª Dolores Moya Gómez

Me asomo al balcón, hace frío, no se ve a nadie alrededor. Espero a que entre un poco más la noche para acercarme al parque que tengo frente a casa; salto la valla y me sitúo en su zona más despejada. Miro al cielo, hoy hay luna nueva. Las estrellas me hacen guiños con su resplandor intermitente. Me abstraigo de todo lo que me rodea y consigo distinguir la Vía Láctea, también a Casiopea y a Orión. Me encuentro en la más absoluta soledad. Camino sigilosa hacia el columpio nuevo, grande, muy grande; me siento en él con delicadeza. Empiezo a columpiarme suavemente, con los pies clavados en el suelo. Los levanto, poco a poco voy tomando impulso, me dejo llevar. No puedo contener la risa al imaginarme subida allí mismo, a plena luz del día, con mi uniforme y mis galones.

Dolores Moya Gómez

3 comentarios:

  1. José María Araus

    Cada día me gusta más cómo escribes, y lo que escribes. Ésta es una exposición de emociones excelente. Sigo aprendiendo de ti. Gracias.

  2. Media historia. La otra mitad la completa el lector. ¿Uniforme? ¿Galones? Tarea deductiva… ¿Una soldado? ¿Una guardia municipal?
    ¿Casiopea y Orión viven en el mismo barrio que Júpiter y Sagitario?
    Dicen que un buen micro debe poseer la cualidad de expandirse en la mente de quien los lee partiendo de espacios por rellenar.
    La foto no tiene pérdida, y es un acierto emplear la primera persona del singular.
    Enhorabuena, Lola.

  3. José María, me has dejado sin palabras, y mira que eso es difícil en mí. Atticus, me encanta que desgranes mis micros, y seguro que más de un lector también lo agradece. 😉
    Muchas gracias a los dos, soy muy afortunada por teneros en este mundillo.

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