Ella no mira al mundo. Por Brujapiruja

Ella no mira al mundo porque le basta con imaginarlo. Por eso siempre es como a ella le gusta, como lo piensa, como lo intuye. Y si algo le indica que está equivocada, no importa, inventa las palabras, los sucesos, los detalles para que vuelvan a su imaginación sin perturbarla.

Se cree sus propias fantasías y la enfada que los demás no se las crean, que no sean capaces de mirar a través del torbellino de su mente. No da un respiro a la sensatez, la reflexión o a la calma.
Cuando una situación la agobia, la trastorna o la inquieta, porque no tuvo sensibilidad para tratarla ni sabe como resolverla, entonces inventa una nueva que la distraiga de la anterior, si puede ser de mayor envergadura, más gruesa y más disparatada, mejor. El caos, la contradicción y el pulso visceral es su forma de vida y en él se desenvuelve.

Ese nerviosismo endógeno que no la permite estarse quieta es el síntoma de las mil heridas sin cerrar que la escuecen por más que las maquille, del espejo que le muestra sin piedad su verdadero rostro, del rumorcillo de la culpa ronroneando la realidad cruda, simple y evidente. La soledad se le impone a pulso sin remedio y eso, no se puede esconder, ni tirar, ni alejar por más que se ponga tierra de por medio; se siente en el aire que se respira, en esa mesa con un solo plato y esa cama hueca. Todo lo que aconteció permanece y permanecerá en su conciencia, mal que le pese, ajeno a las distracciones histriónicas que se procura.

Ella no mira al mundo, porque el mundo es ella. Y así le va.

Brujapiruja

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Ceo del Portal Canal Literatura

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