─¿Te acuerdas de cuando hacíamos el amor detrás de aquel seto del jardín? ¡En una ocasión hasta me acatarré!
─Hum…, ¡calla, bobo! ─la voz de Cecilia se llenaba de almíbar y sus ojos de miel se hacían líquidos, poseedores de aquel secreto guardado con celo de pirata. Su rostro se volvía terso y en sus mejillas aparecía aquel tierno rubor que tanto amaba Enrique; ese candor que llenaba de luz a una mujer y que rodeaba, durante unas horas al día, de un halo mágico a su Cecilia… Enrique suspiró con ánimo de plomo.
─Pero… ¿te acuerdas o no, princesa? ─Apartó el visillo como el velo de una novia y señaló al seto. Cecilia le miró de soslayo y rió con picardía mientras se levantaba la falda con dedos trémulos. Enrique le estiró de nuevo las medias y le limpió las comisuras. Una lágrima se resbaló por su gesto ausente como una gota de rocío, fresca, efímera… «Después, te cantaba canciones de amor italianas mientras tú te fumabas un cigarrillo. A veces, nos dormíamos con el soniquete de los grillos… ¡totalmente desnudos!» Enrique sonrió con fruición y miró a Cecilia, la luz ya no estaba; su rostro descarnado por las arrugas lo miraba con displicencia.
─¿Quién eres tú cabrón? ¡No, no te vas a llevar ni un céntimo! ¿Me oyes, maldito bastardo?, ¿me oyes?, ¿me oyes?, ¿me oyes?…
Enrique se levantó con resignación y se acercó a la vitrina. Sacó un botecito rojo del primer cajón y llenó un vaso pequeño con zumo de grosellas, decían que ayudaban a la memoria. Ignoraba si aquellas pastillas ovaladas rescatarían alguna vez a su Cecilia de las garras de aquel ciclópeo monstruo que un día la secuestró. Sí sabía que aquellos frugales momentos de lucidez, gracias a la luz de un sólo recuerdo, conseguían acercarla de nuevo a él algunas horas al día. Era suficiente.
Microrrelato finalista, publicado en la Antología de las obras mejor valoradas por los usuarios de la web «mundopalabras».
Colaboradora de Canal Literatura en la sección “Palabras desde mi luna”
Que cuento tan hermoso, tan bien contado y que traicionera es la memoria.
Enhorabuena Mar.
Gracias, Susana. Me hace muy feliz que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.