Las mujeres de mi edad
Nacimos en el siglo pasado, cuando la radio unía a la familia.
Y las comilonas de los domingos enfrentaban a los parientes por cuestiones de fútbol y política. pero estábamos acompañadas. los roles familiares eran definidos, los abuelos, los tíos, los padres, los hermanos, los primos, los vecinos.
La educación, la salud, la “moral” eran prioritarios. ante una emergencia ahí estaban todos los “ peleados” para ayudar en lo que fuera. Cumpleaños, casamientos, velorios, toda una comunidad familiar unida, aún con el dejo de hipocresía inherente a las sociedades humanas.
Ahora, nuestros hijos trajeron la nueva comunidad, los tuyos, los míos , los nuestros. Los padres separados, solos.
Si alguien muere ellos no llegan, están muy lejos .
Ahora los padres cobijan a sus hijos jóvenes adultos, no alcanza el presupuesto para su independencia, no tienen esposas sino compañeras, y sus hijos los llaman por su nombre, no son papá y mamá. Algún nieto encuentra la felicidad con una pareja del mismo sexo.
Lo que en nuestra juventud nos guió fueron la filosofía existencialista o en la mayoría de los casos “ la Santa Madre Iglesia”(así quedamos llenos de culpas y miedos), hoy nos gobierna el posmoderninsmo.
Hoy la hipocresía se desdibuja en brutales verdades, las teorías cognitivas y otras teorías del sicoanálisis para curar el pánico, la ansiedad… etc..etc. quizás haya un “miedo a la libertad” y nosotras, aún fuertes, aún vigentes, aún pensantes, y por qué no aún hermosas, nadando entre dos siglos, varias generaciones y miles de cambios debemos afontar, la enfermedad y la muerte de nuestros viejos, la virtual independencia de nuestros hijos, la nueva sexualidad de nuestros nietos, nuestra propia existencia de antioxidantes, antiinflamatorios y angustias ancestrales. Aquí seguimos, estoicas, adaptándonos a todo, porque somos mujeres de esas que tuvimos el privilegio de una educación de excelencia, un amor de comida caliente, médico de familia, retos morales, ropa limpia por el esfuerzo estoico de nuestras madres, libros comprados con mucho sacrificio y abuelos presentes con arrugas sin botox y la mirada marcada por una ardua vida. Pero, por algún misterio biquímico nuestro cerebro viaja vertiginoso para afrontar lo que nos queda de vida y en eso no vamos a claudicar.
Con afecto para todas las mujeres de mi edad.
P.D. Ahora entre otras ventajas tenemos a internet, el medio más democrático de comunicación para los que no tenemos el poder del periodismo.
Ana Mª Manceda
San Martín de los Andes – Argentina
Bueno, mirar atrás siempre da nostalgia. Pero mirar el presente da seguridad.
Muy bien explicadas las vivencias de antaño, me identifico a tope. Aunque, yo creo que cada cual representa un papel en este mundillo de la existencia, un papel del que hay que desprenderse lo antes posible, no porque sea malo, sino para encontrar nuestra propia esencia, lo que de verdad somos, sin que medien los programas adquiridos de generación en generación. Y en eso de representar papeles, las mujeres de antes lo hacían acorde con el escenario, mientras que las de ahora han sabido adaptarse muy bien al moderno decorado.
Me ha gustado mucho tu escrito con aroma.
M. Alfaya
Las mujeres se adaptan siempre con mucho sacrificio. Y los abuelos son imprescindibles como dices. Ahora nosotroas somos las abuelas y hay que adaptarse también.
Recuerdos maravillosos, «un amor de comida caliente»…
Un abrazo Ana