Tiempo muerto. Por Anita Noire

Si alguien me preguntara el modo de sobrellevar algunas cosas, no tendría ninguna duda a la hora de contestar, diría que a veces radica en jugar al despiste con uno mismo.

Yo, que tengo cierta tendencia a querer tener las cosas claras conmigo misma, necesito, una vez aclarado lo que hay, despistarme para no volver sobre lo mismo una y otra vez. Es cierta tendencia a la compulsión, a la necesidad de encontrar explicaciones a casi todo. Una tendencia personalmente un tanto suicida porque sé, y lo sé de manera sobrada, que no hay explicación para muchísimas cosas. Los años se han encargado de azotarme, sin piedad, con grandes dosis de realidad y de desconocimiento. De ahí que, con el tiempo, busque la vacuna del despiste.

Estos días me he despistado mucho. Pura necesidad de supervivencia, y de cejar en ese oscuro empeño por trazar diálogos inexistentes que dibujan falsas realidades casi nunca placenteras.

Puede sonar extraño, pero somos complicados por naturaleza. Puede que por eso precisamente, sobre mi abarrotada mesa del estudio, sobre la mesilla que tengo junto al sofá, sobre el mármol de la cocina, incluso sobre la encimera del baño, estos días haya más libros de lo habitual, cuadernos, notas, fotografías, frascos de flores de Bach, cápsulas de triptófano y demás paraísos artificiales.

Despistarse entrando en los mundos ajenos, para dejar de rastrear en el propio, para parar de una vez y dejar de sacar punta a cada pensamiento extraño.

Es hora de un tiempo muerto. Sobran explicaciones.

 

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“Desperté con los primeros pájaros y ya mi lámpara moría. Y me fui a la ventana abierta y me senté; con una guirnalda fresca en mis cabellos sueltos… Por el camino venía él en la nieve rosada de la mañana. Traía al cuello una cadena de perlas y el Sol le daba en la frente. Y se paró en mi puerta y me dijo ansioso: ¿Dónde está ella, di? Me dio vergüenza de decirle: Ella soy yo, hermoso caminante, ella soy yo.»

(Fragmento el jardinero de Rabinddranath Tagore. Traducción de Zenobia Camprubí)

Anita Noire
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