…Y SIN EMBARGO…Por Dorotea Fulde Benke


El verano nos tiene sitiados tras muros de sombrillas; por las noches solo las baldosas prometen algo de alivio y me acuesto sobre una manta en el suelo, pegada a la ventana. Ni siquiera la palmera del jardín agita su abanico. Sin dar la luz conecto el portátil. El Gran Hermano binario me informa de que cuanto más calor, menos duchas frías, y sumisa abro el grifo del agua caliente. El resultado es tibio pero podría ser peor. Sigo leyendo que todo debe consumirse a la temperatura de nuestro cuerpo, nada de helados, gazpachos, refrescos ni tintos de verano. Mientras lo aplico me doy cuenta de que mis quejas sobre el calor son puro mimetismo coloquial. Ya no sudo; debe ser que a mediodía me convertí en un charco que evaporó antes de caer la tarde, y sin embargo…

…desde que mi mano no me transmite tu pulso me estoy enfriando por dentro y por fuera aunque Lorenzo pique y la sombra esté lejos. Temblorosa mi piel sin memoria de caricias se refriega contra las sábanas. No encuentro lo que dejé de buscar porque creía estar contigo. El terral resbala por mis hombros y despierta el escalofrío de tu almohada impoluta junto a la mía arrugada y revuelta por una fantasía calurosa como este verano.

Dorotea Fulde Benke

Blog de la autora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *