Hace poco más de un año, durante el otoño del 2012, me empeñé en la idea de aglutinar una serie de cuentos en un libro. En el verano del 2013, Ramón Alcaraz, a través de su Desván de la memoria, me brindó la posibilidad de hacer realidad ese sueño. Y este pasado otoño, el 15 de noviembre, tres días antes de traspasar la barrera de los cuarenta años, presentaba Caminos que conducen a esto.
Imaginad esa imagen en la que justo tras soplar las velas de la tarta, con los aplausos y el alboroto de la celebración en plena cima, alguien agarra un cacho del pastel y se lo lanza a otro, que raudo imita el gesto y provoca el contagio inmediato y espasmódico de los demás presentes. Al paso de medio minuto ya no queda nadie sin restos de nata y chocolate en las manos, en la cara y en la blusa o la camisa. Y lo más importante: ya no queda ni una sola porción comestible sobre la mesa. Será entonces, con el refreno de las risas, cuando se den cuenta de lo que han perdido y surja el hambre o las ganas de comer.
Las veinticuatro tramas que contienen los veinticuatro cuentos que conforman la colección Caminos que conducen a esto guardan un suceso que se asemeja al anterior; situaciones cotidianas, rutinarias, que desembocan en el estruendo del adiós, o en la dolosa verdad, o en una mentira embaucadora, que se presta a mantener permanentemente la confusión en las vidas de los protagonistas. Protagonistas que, por su propia idiosincrasia, a veces sostienen sobre sus hombros el peso de las historias que recorren y crean, por ser de color azul cobalto, o por tratarse de una mujer con barba, o de un hombre en cuya nómina reza que es «cortador de cabezas».
Me alegra sobremanera poder haceros partícipes de este nacimiento literario. Y os invito encarecidamente a que lo leáis.
Un millón de gracias por vuestra atención.
Andrés Ortiz Tafur
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Puedes escuchar aquí el primer relato del libro («La mujer barbuda»):
Toda la información del libro en la Editorial El desván de la memoria