El juego del amor
El libro
Harriet y Vesey se conocen desde niños. La madre de Harriet y la tía de Vesey son buenas amigas, antiguas luchadoras por los derechos de las mujeres que compartieron prisión durante un breve tiempo, y que ahora son vecinas en un pueblecito costero. La madre de Harriet tenía grandes planes para su hija, y quería que disfrutara de las ventajas por las que ella y Caroline lucharon. Pero por desgracia, Harriet es una decepción: tímida, nerviosa, mala para los estudios. No tiene la menor posibilidad de entrar en la universidad ni de hacer una brillante carrera profesional. Así, cuando cumple la mayoría de edad, Caroline se ofrece a contratarla como institutriz de sus hijos durante un verano. Esto resultará ser una decisión que cambiará los destinos de todos los implicados.
El lánguido, caprichoso y confiado sobrino de Caroline, Vesey, que quiere ser actor, pasa el verano con ellas y Harriet se enamora de él apasionadamente. Durante las semanas que siguen, los dos jóvenes cada vez pasan más tiempo juntos, hasta que se besan, torpes e inexpertos, en una casa en ruinas. Ese beso será como un ancla de Vesey en el corazón de Harriet, y ese instante la acompañará durante el resto de su vida.
Al final del verano, Vesey regresa a la universidad y Harriet se queda con el corazón destrozado. Consigue un trabajo en una tienda de ropa (pero no una tienda elegante, como le habría gustado a su madre), donde ve desfilar a sus antiguas compañeras, cada vez más mayores, infelices, y solteras. Se toman el pelo acerca de sus últimos romances y se dan consejos sobre el mejor método de eliminación del vello facial. Harriet es desgraciada, como si su aburrida vida se burlara de ella, sin escapatoria alguna. Cuando Charles, un abogado quince años mayor que ella, demuestra interés, la muchacha se permite desarrollar algo de cariño hacia él. Abandona su sueño de una vida con Vesey, se casa con Charles y se convierte en una respetable ama de casa de provincias. Da a luz una niña y lleva una casa envidiable, con una posición social sólida y estable. Pasan los años, y pese a que Harriet encuentra una cierta felicidad, con su marido y sus hijos, su rutina y su círculo de amistades, no es bastante, nunca lo es, porque nunca olvidó a Vesey.
Así, cuando éste reaparece después de una larga ausencia, después de fracasar en su carrera como actor, sólo y desesperado, y aún enamorado de ella, la pasión que Harriet sintió se reaviva como una llamarada, y todo lo que una vez sintió por él brota de nuevo con fuerza redoblada, amenazando con arrasarlo todo a su alrededor.
La autora
Elizabeth Taylor (1912-1975) fue una novelista y escritora de relatos británica. Kingsley Amis la describió como «una de las mejores novelistas inglesas nacidas en este siglo»; Antonia Fraser se refirió a ella como «una de las escritoras más injustamente olvidadas del siglo XX» y Hillary Mantel dijo que era «una hábil escritora y no se le habían reconocido lo bastante sus méritos».
Fue brevemente miembro del Partido Comunista y luego apoyó durante toda la vida al Partido Laborista británico. Su primera novela, En casa de la señora Lippincote se publicó en 1945 y fue finalista del Premio Booker con Mrs. Palfrey at the Claremont. Seguirían once más, entre ellas, El juego del amor, según Ivy Compton-Burnett «un cruce entre Persuasión y Cumbres borrascosas».
Las novelas de Taylor tratan de las situaciones de la vida cotidiana, sobre las que escribe con destreza. Sus agudos pero cariñosos retratos de la vida de la clase media y media-alta inglesa le valieron un fiel seguimiento de lectores con gusto literario, así como leales amigos en el campo de las letras. Anne Tyler la comparó en una ocasión con Jane Austen, Barbara Pym y Elizabeth Bowen, diciendo que eran las cuatro «hermanas del alma».