Regreso de Las Navas de Tolosa. El Rey Pequeño. Por Antonio Pérez Henares

Regreso de Las Navas de Tolosa. El Rey Pequeño. Por Antonio Pérez Henares

 

Regreso de Las Navas de Tolosa

   Hace 804 años, tal día  como hoy (16 de julio) se libró la trascendental batalla de Las Navas de Tolosa donde el terrible ejercito almohade del califa Al Nasir fue derrotado por Alfonso VIII de Castilla apoyado por su amigo el rey Pedro II de Aragón, Sancho VII el Fuerte de Navarra y caballeros leoneses y portugueses. Cruzados ultramontanos hubo muy pocos pues se dieron la vuelta al no serles permitido ni el asalto a la aljama judía de Toledo ni el entregarse a la matanza y al pillaje en Calatrava la Vieja. El imperio almohade era la expresión más fanática del islam que acabó con los restos de la tolerancia en Al Andalus y había establecido un régimen del máximo rigor integrista en el Magreb y en la España musulmana.

Batalla de Las Navas de Tolosa, óleo de Van Halen expuesto en el palacio del Senado (Madrid).

Batalla de Las Navas de Tolosa, óleo de Van Halen expuesto en el palacio del Senado (Madrid). Esta obra, que fue depositada por el Museo del Prado en 1878 en el Palacio del Senado de España, representa la batalla de las Navas de Tolosa, que se libró el día 16 de Julio de 1212 en las cercanías del municipio jienense de Santa Elena.

 

Ayer visité, acompañado por mis amigos de Vilches, cuyo castillo fue el primero en ser tomado por los cristianos tras la batalla, los campos donde se trabó el combate, tras haber logrado los cristianos atravesar por una senda y guiados por un pastor, la sierra y salvar así el bloqueo de los pasos -La Losa- establecido por el ejército musulmán. Desde el observatorio en lo alto del museo de Las Navas, se puede hacer uno idea de la posición y rutas de los contendientes y es esto lo mejor que el centro ofrece, junto con una buena recreación de vestimentas y armas de la época. La interpretación es sin embargo manifiestamente mejorable, presidida por el buenismo y la edulcoración de la yihad, tristemente revitalizada en su terrorífica esencia y practica en estos mismos tiempos y días. Poco menos que se desprende que unos cultos, civilizados y amables mahometanos fueron derrotados por unos zafios, rudos e incultos cristianos. Los almohades eran cualquier cosa menos eso. Basta con leer los textos de su “mahdi” Utmar para estremecerse ante su fanatismo, intolerancia y crueldad, primero y para empezar con los propios musulmanes que no aceptaban su fanática visión. El Daesh actual, vamos. En suma, una prueba más de la estúpida visión y enseñanza que sobre nuestra propia historia ha decidido ofrecer un presunto pensamiento “progresista”, acientífico y falso. Una mirada sectaria, vergonzante y despectiva que, una vez más, y cargada de los peores complejos, corroe la propia imagen de España.

Pero, ciertamente, disfruté al poder recorrer parte del campo de batalla y retornar luego a Vilches donde me encontré con un paisano. En su iglesia y junto a trofeos que se suponen algunos tomados en la propia batalla, se guarda el guión de batalla que un protagonista de la jornada, el canónigo de la catedral de Toledo, Domingo Pascual portó aquel día en medio de lo peor de la refriega sin sufrir una herida. Un milagro, se dijo. Bueno, sí, fue un milagro fue que el alcarreño, pues era natural de Almoguera, Guadalajara, saliera vivo de aquello. Fue después elegido para obispo de Toledo, pero no pudo llegar a serlo pues murió semanas antes de la fecha prevista para su toma de posesión de la mitra.

El rey pequeño-portadaLa conferencia y presentación de “El Rey Pequeño” en la Casa de Cultura de Vilches estuvo muy nutrida y fue buena la conversa. Más no puedo pedir de su hospitalidad y atenciones. La mejor prueba es que no quedó un solo libro.

Hoy vuelvo en el tren y recruzo Despeñaperros. Con la visita a Las Navas cumplo además el rito de no dejar de pisar nunca los escenarios en que se desarrollan mis novelas y empaparme de su paisaje e influjo. Será en cierto modo, y hasta el otoño, la culminación de un periplo comenzado con la salida del libro y emulando un poco la cabalgada de Alfonso VIII, desde Atienza, y su huida siendo un niño huérfano, hasta su victoria en Las Navas de la que poco pudo disfrutar pues a los dos años le alcanzó, a él y a su esposa, la reina Leonor de Plantagenet, hermana de Ricardo Corazón de León, la enfermedad y la muerte. Hasta ahora la cabalgada de “El rey pequeño” ha sido potente y constante. Ha alcanzado la tercera edición y sigue pujante en las librerías. Es tiempo de reposar un poco por mi parte, aunque alguna “algara” habrá que hacer este verano por mis propias tierras alcarreñas, aunque sea celebrarlo en las bodegas de Bujalaro.


Vídeo presentación de El Rey Pequeño

 


 

 

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