Obras Emblemáticas. Por Usue Mendaza

José Jiménez Aranda

 

Obras Emblemáticas

 

  En el Centro Cultural CAJAGRANADA, en las salas de sus Exposiciones Temporales, se puede disfrutar de un recorrido ameno y fiel por una serie de pinturas emblemáticas del siglo XIX que pertenecen a la Colección Fundación Cajasol y que estará hasta el 18 de Julio en Granada. La exposición, comisariada por Juan Fernández Lacomba, incorpora piezas pertenecientes a distintos momentos estéticos del siglo: Romanticismo, Realismo, Preciosismo, Orientalismo, el Naturalismo y el Retrato.

  Entre los cuadros destaca notoriamente por su mirada interrogativa e inquisitiva, el Autorretrato (1901) de José Jiménez Aranda, pintor que mira, con ceño fruncido de hombre sabio y algo ermitaño, al curioso espectador, como si fuese importunado al ser interrumpido un momento de inspiración, sintiéndose éste mismo también observado y por qué no decirlo, algo importunado. Pareciera como si el artista hubiera escuchado nuestros pasos, se hubiese dado de repente la vuelta y nosotros cobrásemos más importancia que su lienzo y que su paleta de colores. De este pintor sevillano, llegó a decir Sorolla que era “el gran maestro en pintura”, como bien lo demuestra el galardón de medalla de honor que recibiera en la Exposición Internacional de Múnich de 1883.

  Aunque el siglo XIX fuera el gran siglo del retrato, se deja sentir en toda Europa el gusto por el Orientalismo, convertido en género propio gracias al Academicismo que inaugura Dominique Ingres, presidente de la Academia francesa. Se dota a la pintura de un toque exótico, oriental, gracias a los desnudos, la luz y sobre todo el color y las escenas populares. Así lo atestiguan por ejemplo EL MASAJE 1883 de Bernard Debat-Ponsan o el cuadro JUEGO ORIENTALES c. 1880 de José Villegas Cordero, perteneciente éste último a la Colección mencionada de pinturas emblemáticas.  En este juego de color ocre rojo caprichoso, una niña en una pose sensual, vestida con un kimono naranja de flores se divierte con dos gallinas, y bien podría suscitarnos inocentemente un anhelo individual de regreso a la infancia o tal vez el deseo a un adinerado burgués con ansia de beberse la vida, de pagar lo que fuera por el cuadro.

  Mención aparte merece aquí un pintor de renombre que se interesaría por el pintoresquismo árabe: el pintor catalán Mariano Fortuny, quien, alentado por la Diputación de Barcelona a narrar junto a Pedro de Alarcón y al General Prim, las crónicas de la contienda de la primera Guerra de Marruecos (1860), decide viajar a África, continente donde descubre la luz norteafricana, los desiertos y las particularidades de sus habitantes. LA ODALISCA de 1861 es su obra cumbre posterior a su viaje y se expone, actualmente, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona.    Curioso es conocer que LA ODALISCA se desvía notablemente de los requisitos pictóricos a los que obliga a Fortuny su beca de pensionado de pintura otorgada por la Diputación provincial de Barcelona. Parece obvio que alteró, según su conveniencia y a raíz de su viaje al continente africano, la temática fijada por la corporación provincial. Importante es también descubrir su conexión con la ciudad de Granada. En 1870, Fortuny se traslada a Granada, donde vive dos años en los que se reencuentra con su querido arte islámico. Su pincel se relaja, adquiere nuevos bríos y su estilo se revitaliza. En las secciones que muestran este periodo granadino y sus últimos años (Fortuny murió inesperadamente con 36 años) es en las que se aprecia este afán de experimentación en cumbres como LOS HIJOS DEL PINTOR EN EL SALÓN JAPONÉS (1874), un lienzo inspirado en el extremo Oriente.

  Volviendo a la exposición temporal de Granada, caben destacar los temas paisajísticos, goyescos y los asuntos naturalistas y de retrato. Una joya pictórica de esta colección es la acuarela de Sorolla, CLOTILDE EN LA VENTANA de 1888, quien fuera doña Clotilde García del Castillo, mujer y musa del pintor valenciano, también creadora del Museo Sorolla en Madrid, antes casa familiar.

  Un cuadro de Sorolla o de José Villegas Cordero, bien vale una visita o más al edificio Caja Granada, (situado frente al parque de las Ciencias) y que alberga esta seleccionada y mimada colección de piezas, resultado que proviene de una larga aventura y que tiene sus orígenes en el siglo XIX, muy concretamente en 1842, cuando se organiza la Caja de Ahorros de Sevilla.

  Agradezcamos por tanto a los patronos, al comisariado, así como a la Fundación Cajasol esta decidida apuesta por las pinturas más emblemáticas en un ameno recorrido que resume al visitante en una o dos salas, todo un siglo entero. Y no es fácil. ¡¡Bravo!!


USUE MENDAZA

 

Usue

Nace en Vitoria-Gasteiz en 1975. Titulada en Secretariado de Dirección por la Universidad de Deusto, Bilbao (1993-1996). Habla Inglés y Alemán . Aprende Francés. Siempre ha sentido curiosidad por el mundo cultural pero a sus 33 años despierta especialmente un enorme interés por la Poesía y por la Literatura. Con el Liceo Poético de Benidorm, de la que fue integrante, participa, además de en numerosos recitales por toda la provincia de Alicante, en la Antología VOCES EN AZUL con la Editorial Germania. Ha colaborado en el libro antologado DEL SILENCIO AL TEATRO DEL PARNASO, disponible en Amazon, en homenaje al poeta modernista hondureño Juan Ramón Molina, amigo de Ruben Darío. Están también sus letras en la Edición cuaderno impreso de 2012 y en la electrónica de Agosto de 2013 en DOS POEMAS Y UN CAFE, edición de J. SEAFREE. Escribe asiduamente reflexiones, relatos, artículos etc, para Canal Literatura y para su blog usuemendaza.wordpress.com. Actualmente reside y trabaja en la ciudad de Granada.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *