A quien le falta un ser querido. Por Celia Álvarez Fresno

He visto con estupor cómo en televisión se anuncia un número de teléfono –imagino que con elevadísimo coste por minuto- en el que se invita a llamar a todo aquél, desesperado por la pérdida de un ser querido.
A quién se le haya ocurrido hacer semejante negocio, le auguro un futuro brillante aún en estos tiempos de crisis, porque desesperados en la vida por esas ausencias, existen multitud -por desgracia- y todos tenemos algún ser querido que ya cerró la puerta de esta vida.
Yo diría a aquellos que se sienten con ese terrible agujero en el estómago, con esa pena inacabada por una gran pérdida, que tengan la seguridad de que la Energía de quien ha partido no se evapora, como el humo. Que sigue viviendo de otra forma, pero nuestros ojos es difícil que puedan percibirle como era, porque quien partió se mueve sin cuerpo, éste que nos ata y del que nos liberamos cuando pasamos la Puerta hacia nuestra verdadera Casa.
¿Por qué digo esto y por qué estoy tan segura?
He tenido muchos testimonios a lo largo de mi vida, de otras Realidades. Al comienzo, ello me creó un serio problema a todos los niveles, ya que yo deseaba vivir mi vida entre lo “fashion”, y la realidad del aquí ahora. Y todas estas experiencias me atan y ataron de alguna forma a ir por cierto camino del que algunas veces me encantaría huir.
Mi última experiencia es tan impresionante, que para mí, es ni más ni menos el sello certificador de que quién se ha ido, sigue aquí y allá. Y que nos escuchan y nos miran y acompañan.
No… no tengan miedo si quién se fue, ha sido un sinvergüenza y temen no arrancárselo de su lado en toda la Eternidad… Simplemente seguimos viviendo pero con orden y concierto, y cada cual estaremos en el lugar que corresponde, pero las Energías, o Dios, o Luz, -creo que podemos llamarlo a nuestro antojo- hace ver a quien llega de esta experiencia, su forma de actuar en la tierra, y eso es suficiente para que con la mirada del después se comprendan ciertas actitudes adversas.
Tengan conformidad, pidan a la Luz un destello, y sepan que nada termina, solamente, cambiamos de casa.

Celia Álvarez Fresno

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