La diferencia entre el cielo y la tierra es comparable con las características que pueden llegar a identificarse entre el silencio y el ruido. Polos ciertamente, y, por ende, jamás se juntarán.
El alma es la que hace diferente a cada ser humano, ahí se guarda la savia que nutre cada día, y es la que siempre tendrá que ser alimentada con escenas impecables en todo sentido. La vida es tan corta, a veces tan cruel, que lo nuclear será que el humano sepa lidiar con las pruebas que se le presentan, y que salga más fortalecido. El alma está ahí, a veces callada, sumisa, amordazada y alimentándose solamente de píldoras mundanas y caducas de lo que el cuerpo le suministra.
El color del alma es transparente, y ella va cambiando de tonalidad de acuerdo a las acciones, pensamientos y realidades humanas. Ella está ahí, siempre vigente, desde la concepción más sagrada para hacer latir una a una las inacabadas escenas vitales del tiempo. ¿Cuál es el motivo para no quererla tener presente? ¿Será acaso que el humano ya se volvió tan insensible que se cree omnipotente? Como rayo destellante irradia energía, vitalidad, y originalidad. Da cobijo a todo sentimiento, y es ahí de donde todo nace y adonde todo regresa.
El alma es lo único que no va a morir. Ella seguirá su camino evolutivo, y estará en el lugar eterno del conocimiento, del autodescubrimiento. Entonces, si es así, ¿de qué vale alimentar un exterior corporal y no procurar el interior, que será el que encuentre caminos de eternidad y de trascendencia en todo sentido? Las acciones humanas, recomendable es que sean canalizadas de forma recta, con sentido de valor humanista… Ahí el alma podrá dar sentido a una vida de núcleo impecable.
Mauricio Polina Cano
El alma humana no es un duende, ni una cosa que estй en el hombre, ni una parte del hombre. Es el sujeto espiritual, con su forma y sus propiedades, la persona querida por Dios. Todo esto es lo que lleva dentro la palabra alma .