Dígame: ¿no le cabe la menor duda?. Por Carmen Posadas

Carmen Posadas

Mi compatriota Jorge Drexler, al que no conozco pero admiro mucho, tiene una canción que dice «el mundo está como está por culpa de las certezas». Por su parte, Leonor Benedetto, a la que no sólo admiro, sino que quiero porque es gran amiga, va un paso más allá y dice que deberíamos incorporar la sospecha como asignatura opcional en los colegios. ¿Ambas ideas les suenan raras? No es extraño, vivimos rodeados de contundentes opiniones, de irrebatibles certezas, de `verdades´ que nadie pone en cuestión. Desde los políticos, que nos abruman con su evangélica seguridad sobre qué es lo mejor para la humanidad (léase, por ejemplo, Bush), hasta la publicidad que nos vende que si tal crema nos hará rejuvenecer veinte años o tal colonia nos convertirá en irresistibles al sexo opuesto, todo son certezas. Certeza es también que Fulano le pone los cuernos a Mengana porque así lo afirma un tontaina de esos que se ganan la vida despellejando al prójimo en televisión. Y que Zutano es un ladrón porque lo dice el periódico. Y que Perengano es pederasta porque lo jura su vecina del quinto que lo sabe de muy buena tinta, y así podríamos seguir hasta el infinito. Porque una de las perversiones del mundo moderno y de la libertad de expresión es que a nadie le cabe la menor duda respecto de nada. Curioso realmente, porque ha sido la duda, y no la certeza, la que ha conseguido que la humanidad progrese. Si el hombre primitivo no hubiera puesto en duda lo que su destino parecía depararle, no habría salido siquiera de la caverna. La duda ha hecho progresar la medicina, ha impulsado los grandes inventos y ha escrito también las más bellas páginas de la literatura. La certeza, por su parte, es madre de varias catástrofes. Obviemos las certezas religiosas, que tanta sangre han hecho derramar y siguen haciéndolo, también las políticas, que crearon monstruos de tan distinto signo como Hitler o Stalin, y hablemos de las certezas cotidianas, de esas con las que uno tiene que lidiar todos los días. Por ejemplo: con nadie es tan difícil convivir como con una persona segura de sus cuatro ideas tontas. Porque, para colmo, está orgullosísimo de ellas. Para más inri, «ser fiel a sus ideas» es algo de lo que todos se vanaglorian porque, naturalmente, sus ideas son incuestionables. El mundo siempre ha tenido que luchar con esta doble condición del ser humano, la duda y la certeza, pero hasta el momento afortunadamente había ganado la duda, porque la duda es inteligente y la certeza, más bien estulta. Sin embargo, ahora los medios de comunicación están alterando este precario equilibrio con sus certezas precocinadas. Creo que fue Goebbels, el ministro nazi de propaganda, quien dijo que una mentira mil veces repetida acaba convirtiéndose en una verdad, y desde luego él sabía muy bien de lo que hablaba. Por eso, no me parece descabellada la idea de Leonor de instaurar en nuestras vidas y en la de nuestros hijos la duda, o incluso la sospecha. La sospecha ante lo que nos quiere vender la publicidad con sus mentiras piadosas. También ante lo que nos cuentan los telechismosos sobre la vida del prójimo, e incluso poner en solfa esas verdades que uno da por buenas por el simple hecho de que «lo ha dicho la tele o el periódico» (incluido, naturalmente, este artículo que usted lee ahora). Pienso que tal vez sería buena idea que en las escuelas hubiera un cierto debate sobre lo que nos cuentan a través de los medios. ¿Será verdad tal noticia? ¿Tendrá razón tal político? ¿De verdad se vuelve uno más guapo por usar tal colonia o más joven por ponerse tal crema? ¿Me creo lo que afirma Perengano en su programa de televisión? Comprendo que con el debate que hay ahora sobre la enseñanza no esté el horno para nuevas iniciativas, pero creo que sembrar la duda también es enseñar a pensar. No sé, se me ocurre. En 1936, Heinrich Himmler, en un documento recogido en los Archivos Kaplan, decía que para crear un mundo mejor «todo líder de las SS deberá adoptar niños radicalmente puros y educarlos en la línea del pensamiento nacionalsocialista». Desde luego, a él sí que no le cabía la menor duda.

Carmen Posadas
Fuente: XL Semanal
Página Web de la autora.

3 comentarios:

  1. Es una gran «certeza» que el ser humano aprende a pensar -y me refiero al pensar verdadero…- sobre todo a través de la duda, es así como a lo largo de los siglos vamos evolucionando y hemos descubierto algunas «certezas» básicas que nos ayudan a vivir.

    Las filosofías rígidas, basadas en las «certezas» intolerantes de las mentes estrechas, como el obsoleto nacional-socialismo, son disciplinas estancadas; gracias al pensamiento, el ser humano ha llegado a la certeza de que todo lo rígido y estanco ayuda a morir, nunca a vivir…

    Un abrazo.

  2. Gracias Teresa, Mar Solana Y Carmen Posadas….excelente escrito, excelente articulo.

    …si,los gobiernos militarizados, el coorporativismo criminal y SI, los medios de desinformacion masiva tienen muchisima culpa del atroz control mental, manejo de la opinión y abducion de la atención de la gran masa, generando una boragine humana que esta haciendo éste desastre planetario marca acme, llevandolo a la extinción y lo que hoy es el ya el segundo holocausto, la matanza atroz de tantisimos animales diariamente para el consumo humano bestial, lo que llamo EL HOLOCAUSTO ANIMAL.
    https://www.youtube.com/watch?v=SWRHxh6XepM
    P.D. ( 8 ) AUM,zombieficacion
    P.D. ( 8 ) AUM,holocausto animal
    P.D. ( 8 ) AUM,desinformacion masiva

  3. Yo creo, pienso, que el mundo está como está, por culpa de no poner en dudas tantas certezas que nos venden, inyectan y repiten, hasta que poco a poco, los medios consiguen su objetivo, «ser los transmisores de la verdad, ser los educadores de la opinión», pero, ¿de qué verdad?¿de qué opinión?, si tan siquiera sospechaste o dudaste de tal o cual noticia! No ves, que como las religiones, cada canal tiene su verdad, entonces, ¿por que creer ciegamente en su verdad sin dudar?
    Sobre Leonor B., iria un poco más allá, las sospecha, la duda, la pondría como asignatura obligatoria, y esto, ciertamente sin dudar, pues como bien dices Carmen, es la duda la que nos hizo buscar y crecer, es la que nos hace reflexionar y tener un punto de vista propio, muchas veces peligroso, por ser distinto del que los medios, unos u otros, intentan tatuar en nuestra opinión como verdad absoluta.
    Con el tiempo, he aprendido, que cuanto más nos machacan con algo, mas nos esconden y más intentan desviar nuestra atención, cuando quizás, la noticia realmente no tenga nada que ver con la realidad, y voy a poner un ejemplo de esto.- » las últimas guerras en Oriente Medio «, por la paz, la libertad de un pueblo…, pero, ¿¿ a través de la guerra??… De locos, o la repetidísima excusa que ante esto se pueda generar..»ah, no, será por el petroleo «, que facil llegar a esta conclusión, tantas veces repetida como dijo Goebbels. Yo lo dudo también, pienso que detras de estas guerras, ni está la paz, ni está el petroleo, y que cada cual dude como y cuanto quiera, pero dude…
    Hacer tragar certezas, es como adoctrinar a alguien, y con el tiempo hacerte fanático de sus certezas-mentiras-manipulaciones de otros, consiguiendo estos un ejercito de memos 2.0 que sólo necesitan que les inserten en su puerto USB mental, un nuevo pent drive de opinión, debidamente manipulado al gusto de la fuente, y así nos va.
    Sobre lo cotidiano, «la gente con sus ideas absolutas»…¿quienes seríamos si no tuviesemos la oportunidad de cambiar de opinión, algo tan nuestro, tan íntimo, pues la opinión cambia con la información, la reflexión, con la intuición, los sentimientos… Que sólo se tiene que sentir alguien aferrado y convencido de sus viejas ideas, poniéndose el mismo rejas a la libertad de poder pensar diferente a lo que un día pensó.
    Contigo Carmen, no puedo estar más de acuerdo, sembrar la duda es enseñar a pensar
    Un abrazo muy Fuerte Carmen !!!

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