«Recordó a alguien en una obra que había leído que decía algo sobre el duelo. El problema del duelo es que no dura para siempre. O algo así. Ella ni siquiera había empezado. No lo había encontrado aún. Había empezado a buscarlo y, en el proceso de búsqueda, había comenzado a sentirlo, pero sabía que pronto le iba a alcanzar de lleno».
Voy a confesarles que leo los prólogos. Igual no debería, pero los leo. A veces al principio a veces al final. En este caso lo leí primero, sin entender aún la ironía del título, porque el verdadero McCoy en Escocia -un estado mental- es una frase hecha que habla de lo que es auténtico, real. ¿Quién es entonces el otro McCoy?. Para saberlo tendrán que abrir la maravillosa edición que Jekill and Jill nos presenta y sumergirse en el Jekill and Hyde de Brian McCabe. Eso es lo que hice yo. Abrir y leer. Vagabundear con los zapatos rotos de Pat McCoy, verle vivir cuando estaba muerto, vender a domicilio mirillas, mientras al otro lado de la puerta Yvone, su novia, vive una muerte de mentira o no. Porque en el otro McCoy jugamos con la dualidad, con la vida y la muerte, con quienes somos, con lo que somos, con lo que son. Alcohol que recorre venas, fiestas que de quienes no saben ni quienes son ni a dónde ir. Recesión económica, hambre y conseguir dinero para pagar el alquiler o comparar unos zapatos de segunda mano, de imitación. Edimburgo en postales, en negro sobre blanco. Identidad, rumores, bromas y quizá la decisión última al final de no ser nadie, ni siquiera él mismo, ser otro, el verdadero el real. ¿Quién no se ha despertado el día de año nuevo y mientras los acordes del Danubio Azul llenan la habitación ha decidido que ese es el primer día de su vida? Algo así hace Pat McCoy, una mano que te sumerge en su mundo y luego nos enseña la luz, la de un nuevo año que se abre. El otro McCoy es un juego de espejos, de distorsiones, de vagabundeo. Y yo, que no conocía a ningún escocés me he ido con él, andando y mirando sus reflejos que a veces también son los míos, oyendo esa música que me ha recordado a irlandeses que sí he leído. Porque las lecturas me hacen eso, llevarme a otros lugares y recordar a quienes ya he leído. Me ha gustado muchísimo el Otro McCoy, quizá no sepa explicar exactamente por qué, pero es esa música que tienen algunas novelas, que no son la de un bestseller, pero que a mí personalmente me gustan mucho más. Probablemente no sean libros que se lean de modo masivo, pero es una de esas joyitas que descubres y te emocionan, que subrayas con pasión y que te llenan. ¿No quieren ustedes acompañarme?
Brisne
Brisne
Colaboradora de Canal Literatura en la sección «Brisne Entre Libros«
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