Estimados amigos.
Siempre será arriesgado y pretencioso considerar que podemos hablar a nombre de otros. Por tanto, seré prudente y hablaré en mi nombre, pero con la aspiración de que mis palabras pareciesen venir de cada uno de los dichosos que hoy hemos sido galardonados con tan hermosa distinción: Los Premios Nacionales “Cuentería” 2013.
Creo que estaremos de acuerdo en enaltecer en primer lugar al múltiple artista e infatigable promotor cultural, don Francisco Garzón Céspedes. Y le doy el calificativo de Don, no porque viva en Madrid, ni por edad, que presiento que incluso es más joven que yo, tal vez un año, sino por el respeto hacia su meritorio quehacer en las letras cubanas, sus múltiples facetas creadoras y por poseer una delicadísima calidad humana. Sin duda alguna, don Garzón Céspedes es el padre indiscutible de esta cada vez más extendida modalidad artística a la que él ha dado nombre y trascendencia.
Regocijo provoca agradecer y saludar la permanente presencia de la gran dama y decana de las historias contadas, doña Haydee Arteaga. Aunque ella vive en nuestra querida isla, es también “doña” por derecho propio.
Estoy seguro que nos enorgullecerá hacer especial referencia al querido intelectual Fernando Rodríguez Sosa que con tan donairoso brío representa la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica en nuestro país, junto a las múltiples labores que le otorgan tan merecido prestigio y reconocimiento nacional. Para él también, aun-que vive en la histórica calle San Lázaro, el merecido apelativo de don Fernando Rodríguez Sosa.
¡Contar historias me hizo escritor, contar historias ha hecho poetas, narradores, dramaturgos, actores, titiriteros!, porque tanto unos como otros desde la infancia hemos disfrutado las historias que nos han regalado nuestros mayo-res, y después hemos ido adquiriendo afortunadamente anécdotas propias o asumiendo las ajenas para trasladarlas a otras personas que también poseen las suyas, cómo no, y que a veces en secreto o en el ambiente más intimo, suelen trasladarlas. Indiscutiblemente, todos tenemos historias que contar y eso nos hace seres vivos.
Los narradores orales escénicos y conversadores escénicos, y permítanme considerarme uno de ellos, pues no estoy dispuesto a devolver mi Premio, somos personas ansiosas de comunicación que disfrutamos tanto hacer reír como hacer llorar, y siempre hacer pensar, y, sobre todo, afinar delicadamente las sensibilidades de nuestros oyen-tes desde los más disímiles espacios escénicos. Pues para el narrador oral escénico no hay barreras ni espacios desatendibles.
Estos galardones que hoy recibimos, la Biblioteca Pública Provincial “Rubén Martínez Villena”, el talentoso titiritero y actor Lázaro Hernández, la distinguida profesora María Nela Barba Téllez y yo, les pertenecen también a todos los maravillosos rapsodas de nuestros días, de cualquier latitud del mundo, que mantienen vivo el inmarcesible arte de contar historias.
Muchas gracias.
Nicolás Dorr
Casa de México / OHCH / Inauguración de MINOE “Contar con La Habana”
La Habana, Cuba, 6 de Noviembre de 2013
Esta edición limitada, firmada y numerada de Ediciones COMOARTES / CIINOE
en su Colección “Gaviotas de Azogue” / 255, Noviembre de 2013, Madrid, España.
Se autoriza la difusión sin fines comerciales.
Enhorabuena por ese premio, que tiene, además, un nombre tan significativo y sonoro: «Cuentería». Todo un arte, sin duda, el de contar, el de actuar, y, como dices, «tanto hacer reír como hacer llorar, y siempre hacer pensar». No nos olvidemos de eso último.
Un abrazo transoceánico.