He visto varios vídeos por la red, que os dejo más abajo, sobre la lengua española y he recordado la infinidad de veces que en nuestros certámenes se han planteado preguntas o discusiones sobre las diversas acepciones de algunas palabras y sus localismos. No sólo entre las distintas regiones españolas y países hispanos, también con participantes anglosajones, italianos o franceses o de lejanos países. No es la primera, ni será la última vez, que, por una palabra de uso «local» escrita en un relato o poema, otros concursantes han sabido ubicar la región de España o del extranjero de donde procede el escrito, aunque no acierten tanto con la del escritor, ya que muchos escritores españoles sitúan sus relatos en América y utilizan en sus textos localismos de la zona donde se ubica la acción y los escritores hispanoamericanos utilizan igualmente ubicaciones dispares y la jerga adecuada al desarrollo de la historia. En ocasiones, ha bastado con la deficiente construcción gramatical de una frase para que se percatasen de una nacionalidad extranjera. Quizá influye, en este último caso, que hay mucha gente que ya domina varios idiomas.
Por tanto, a mí me da la impresión, desde la atalaya que me proporciona este portal, que no es tan difícil aprender el español, que lo verdaderamente complicado es conocer todos los significados a lo largo y ancho de la geografía donde se habla. Percibo por otro lado que esta riqueza verbal y cultural es un aditamento más que la hace ser apreciada y querida especialmente. Leer todos los relatos o poemas de un certamen puede incorporar a nuestro vocabulario muchos usos o acepciones diferentes que antes no conocíamos y además sin movernos de casa.
Lo que es indudable es que todos los hispanohablantes nos entendemos y que el idioma español está en clara expansión. Hablo constantemente de lengua española con toda la intención, porque es el idioma que incluye todas las acepciones y usos. El castellano, como bien dice la RAE, es natural de Castilla, perteneciente o relativo a esta región española, y es el dialecto románico nacido en Castilla la Vieja, del que tuvo su origen la lengua española. Por eso, para mí, fuera de esa región, no se habla castellano, se habla español.
Entiendo que este último y famoso vídeo es una parodia (imitación burlesca) sobre la dificultad de conocer todas las acepciones locales de una misma palabra, y en eso tienen razón. Es cierto que es muy complicado saber de todas las posibles, a menos que seas un estudioso en ese campo. También resulta curioso comprobar como con el mismo idioma, el mismo código de sucesión de letras o palabras, según el contexto, puedes enviar al receptor un mensaje completamente distinto.
Quizá con el tiempo, y ya que tenemos disponibles miles de diccionarios on-line hasta en la pantalla del móvil, siendo la principal referencia la RAE (Real Academia de la Lengua Española), conocer el significado exacto de una palabra española y de su utilización local nos vaya resultando más fácil.
En cualquier idioma que hablen muchos millones de personas tanto los localismos verbales como las costumbres, la gastronomía o la cultura van cambiando y trasformándose con el tiempo; pero estoy segura de que las nuevas tecnologías, poco a poco, irán acercándonos al conocimiento de esos usos y nos permitirán utilizar mejor este hermoso idioma.
No obstante, os dejo estos divertidos vídeos para que saquéis vuestras propias conclusiones.
Luisa Núñez
CEO del Portal Canal Literatura
Especialista Universitario en Sistemas Interactivos de Comunicación.
Me he acordado, al hablar de la riqueza de nuestra querida lengua, de una anécdota de cuando estudiaba la carrera.
Un día vino un profesor de Roma a sustituir a quien nos impartía italiano y nos contó cómo una vez se le quejaron de lo difícil que era aprender su lengua. El hombre, que tenía bastante gracia, contestó: «Para difícil, la vuestra. ¿A qué otro idioma del demonio se le ocurre diferenciar entre «montar a caballo» y «montar en burro»?
Nosotros no reparamos en esas «irregularidades», por llamarlas de algún modo, que tiene nuestra lengua, donde reside parte de su encanto. Y mucho más desde que se extendió al otro lado del océano y tomó esas palabras de la naturaleza americana que a mí, personalmente, tanto me gustan. Reconozco que yo soy una de las que menciona Luisa, que me trasladaría allí para escuchar sus acentos y vivir su magia.
Aprovecho para hacer un llamamiento a que la sigamos cuidando. Es una de las mejores herencias que recibimos al nacer, nuestra lengua materna. Y, encima, gratis.
Un abrazo.
Interesante conversación para degustar un cafelito 🙂 Muy ocurrente la anécdota que comparte Elena. Todo esto da para reflexionar, y mucho.
Como muy bien ha definido Elena, yo creo que las «irregularidades» de cada lengua apoyan sus usos y costumbres en la semántica y en la pragmalingüística. La semántica en su campo de léxico y significados asociados y la pragmática en el del contexto o en cómo este influye en la interpretación del significado. El contexto entendido como situación, ya que puede incluir cualquier aspecto no necesariamente asociado al lenguaje: situación comunicativa, conocimiento compartido por los hablantes, relaciones interpersonales, etc. Por ejemplo, la pragmática es una parte muy interesante porque trata de analizar todos los factores extralingüísticos que nos condicionan al usar el lenguaje y que no se suelen tener en cuenta en un estudio puramente formal. La cortesía y las formas de dirigirse (tú/usted), son aspectos analizados en esta disciplina.
Apoyándome en la pragmática y en la anécdota de Elena, a mí se me ocurre que eso de distinguir entre «montar a caballo» y «montar en burro» quizás esté relacionado con jerarquías sociales y animales asociados. Es decir, antiguamente, solo los ricos, caciques o terratenientes podían montar «a» este animal, no «en-cima» de él. El caballo ya contaba con su propia categoría social. Sin embargo, el pobre y simpático burro quedó relegado a una condición más vinculada al pueblo llano. Solo los pobres o los campesinos se montaban «en-cima» del animal para ayudarse en sus tareas o recorrer distancias cortas (bueno, a veces no tan cortas…)
Vaya, que quizás había que distinguirlo. «Montar ‘a’ caballo» como una actividad de élite, ociosa, deportiva, y que va más allá de las simples faenas del campo donde te «montas ‘en-cima’ del animal» para llevarlas a cabo, entendido el animal como un instrumento más del trabajo, igual que el arado una azada.
Hace muchos años, estudié algo de alemán por curiosidad, como un hobby. Me quedé impresionada al descubrir la cantidad de matices y sutilezas que albergan muchas de sus expresiones y palabras. Nuestra lengua es hasta sencilla comparada con ella.
Estoy con Elena. Nuestra lengua es un precioso legado, es el alma mater de nuestra esencia. ¡Cuidémosla!
Un saludo.
El amor por la lengua española es a veces expresado con más cariño y admiración por participantes hispanoamericanos que por españoles. Como dice Elena, el hecho de que esta herencia se nos haya dado gratis, a veces nos hace ser poco considerados con su inmenso valor. He recuperado algunas frases que nos han dejado en crónicas o discursos desde Cuba o Argentina y señalo las que más me han gustado porque trascienden al premio, al poema, al escritor y se centran en la lengua que aman y con la que se identifican.
«Nos unen muchas cosas en común. Nuestra lengua materna es española. España puso en Cuba una gran parte de la cultura que hoy conjugamos. En nuestras escuelas se estudia a Góngora, a Quevedo, a Lorca, y a tantos otros autores españoles que son raíces del fundamento poético actual.»
Reynaldo Aquiles (Cuba)
«Pero mi condición de argentino -de porteño- me lleva a una relación estrecha con la historia cultural de la península ibérica, más allá de fluctuaciones geopolíticas. La patria es la infancia, anotó Sartre. Pero la infancia de un escritor es su lengua.»
«Estoy seguro de que las últimas palabras que diré en esta vida serán en esta lengua romance que deformo con gusto, y que a pesar de mis desconsiderados porteñismos me atrevo a llamar castellano. A España le debo esa maravillosa maldición.»
Marcelo Galliano (Argentina)
«Y al ser en España estuvieron todos mis amigos íntimos, que como decía Borges, son íntimos aunque ellos no me conozcan o nunca me hallan conocido, por ser parte de mi vida, de mi mesa de luz, de mi secreto, mi sensualidad, como entre otros, el siemprefeliz Federico G. Lorca, MIguelito Hernández, Becquer, el gran Antonio que fue siempre en el buen sentido de la palabra «bueno», y Lope de Vega, y Quevedo y así muchos más, todos ellos fueron el premio, todos ellos fueron las aristas de la hermosa palabra, de la amistosa y honesta palabra: «enhorabuena» que daba comienzo a la noticia de este reconocimiento de Poemas sin Rostro que es motivo de festejo y de brindis. Por ello levanto a la distancia, relativa distancia , mi copa latina y agradecida. Por ello me vuelco otra vez a proseguir este silencioso, mágico, sereno, violento y dulce oficio de escribir, de creer en la palabra, de protegerla, de lustrarla, de pensarla, en fin, de hacerla digna de los sentidos.»
Andrés Eduardo Pierucci (Argentina)
Preciosas palabra de domingo las que usáis, como dirían en México. Un abrazo.