Palabra del señor Carlos Osoro
«Hasta la Virgen María lo haría», acaba de asegurar Osoro, de nombre Carlos, a la sazón flamante cardenal arzobispo de Madrid. Y no sé si cabe suponer que se ha quedado tan pancho; la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio infalible de la Iglesia, no han quedado lo que se dice muy de relieve, sí el mundo, la progresía, tanto ayer como hoy enemiga de Cristo y de su Iglesia.
«Hasta la Virgen María lo haría», ha asegurado el nota eclesiástico; perdón por la irreverencia: el ilustre y eminente prelado. Es decir, la Virgen toda llena de gracia apoyaría la próxima manifestación feminista del día 8 de Marzo, no en balde Día Internacional de la Mujer por obra y gracia del marxismo cultural, el sionismo y la masonería, bases ideológicas de la ONU y de casi todos los organismos internacionales culpables del Desorden Mundial Imperante. Las mujeres, en ese inminente día, se van a manifestar por acabar de una vez por todas con una más presunta que real brecha salarial de ellas mujeres con respecto a los hombres, y se van a manifestar especialmente, no nos engañemos, por el derecho al aborto (no pocas, al grito de «aborto libre y gratuito»); a la ideología de género; al homosexualismo; al laicismo; al globalismo multicultural; a la mentalidad antinatalista infiltrada en la propia Iglesia; al animalismo capaz de callar totalmente indiferente ante el drama de 2.000.000 de abortos ocurridos en España en los casi 33 años de leyes abortistas desde la inicial aprobada por Felipe González hasta nuestros días, al tiempo que exhibe sin el más mínimo pudor moral la indecencia de pretender guardar luto por «las mascotas fallecidas» (fallecidas dicen, sí, cuando solo fallecen las personas, dotadas de raciocinio, alma inmortal, lenguaje articulado…).
Mas aunque la próxima manifestación feminista del 8M va a exigir todo lo que señalo -y nada de eso reivindicado tiene que ver ni por el forro con lo que creemos de la Virgen María-, en un clima festivo en el que sin duda se hará presente la más rabiosa, anticlerical y decimonónica de las cristianofobias (a lo Rita Maestre, la pijoprogre madrileña enchufada como portavoz en el Ayuntamiento podemita de Manuela Carmena en Madrid, y asaltacapillas al grito de «Arderéis como en el 36; sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios….»), ni corto ni perezoso el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, asegura que “comprende” a las mujeres que secundarán la huelga feminista del próximo 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, para denunciar desde la brecha salarial hasta la precariedad laboral, porque “hay que defender sus derechos”, y se ha mostrado convencido de que hasta la propia Virgen María “lo haría”. Porque “la expresión máxima de la dignidad de la mujer está en la Virgen María” porque es “madre” y porque “está siempre en los momentos más necesarios de la vida del ser humano, como lo estuvo con Jesucristo», ha continuado insistiendo, declarando, ahora como si de repente hubiese tomado conciencia de lo desafortunado de sus palabras y tratase de enmendar la plana.
Y claro, como no podía ser menos, el guiño cómplice a Francisco no podía faltar. Para lo cual le ha bastado con apuntar que justamente por causa de toda esta sensibilidad feminista y «periférica» que aquí nos trae, no le extraña que el papa Francisco marque a los obispos de todo el mundo la hoja de ruta de enarbolar la bandera de la dignidad de las mujeres porque, a su juicio, no hay “más valor que el que da el Señor a la mujer”.
A decir verdad, la María del Magníficat retratada por el evangelista san Lucas(«A los ricos despidió vacíos, a los pobres colmó de bienes y destronó de su trono a los poderosos», pedimos con María Virgen en esta oración), sí que se haría solidaria con las causas de justicia social reivindicadas en este próximo 8M, mas, salvado lo anterior, no debemos pasar por alto tampoco que en innúmeras o incontables ocasiones las feministas promotoras de la inminente manifestación y de otras por el estilo -como la llamada «del coño insumiso» desarrollada en Sevilla hace solo un par de años, o que se viene desarrollando en Sevilla en los últimos años, consistente, como su lema procesional sugiere, en sacar por las calles, a modo de procesión, un «trono» portador de un sexo de mujer representado en obra escultórica- han profanado todo lo que se puede profanar y más, lo que tiene que ver con la mariología, y aun la cristología, la moral católica del sacramento del matrimonio y la familia…
Monseñor Osoro, seamos serios, que con las cosas de Dios no se juega: eres, una vez más y ya uno ha perdido la cuenta de cuántas van, un pastor que por causa de su querer caer bien al mundo, aun dejando en el intento como en un segundo plano a Cristo y su Iglesia si hubiera menester, muestras muy a las claras el desquiciamiento moral y el erratismo doctrinal de una Iglesia que va como a la deriva, que hace aguas por todas partes y que amenaza con acabar hundiéndose irremisiblemente -en expresión del añorado Benedicto XVI-. En medio del herrumbre moral causado en la actualidad por la Gran Apostasía que despelleja viva a la Iglesia, tus declaraciones son monda y lirondamente una invitación a seguir consumiéndonos en el relativismo, el materialismo, el paganismo, el buen rollito de lo políticamente correcto, el irenismo, el indeferentismo religioso…
Incluso aceptando plenamente el Vaticano II, que es es el caso de quien estas líneas escribe -intentando en consecuencia huir de lefebvrismos y sedevacantismos-, el estado de crisis moral estructural que vive la Iglesia se ha acrecentado desde la llegada de Francisco al Papado. De manera que acaso urja, entre otras iniciativas urgentes, la promulgación de una suerte de Syllabus aplicado a arrojar luz sobre los pasajes más ambiguos contenidos en los documentos de ese Concilio -esta petición la hacen prelados hijos del Vaticano II como el obispo Atanasio Scheneider, auxiliar de Astaná, diócesis de Kazajistán-, a fin de desterrar de una vez para siempre ese nefando espíritu del Concilio que la progresía, paraeclesial y extraeclesial, sin ninguna vergüenza y sí que con el más cretino de los espíritus iconoclastas, ha venido enarbolando en los últimos largos 50 años de postconcilio, precisamente en contra de la letra del Concilio, en contra de sus documentos, con este resultado innegable: destrozo de la doctrina católica, ruina y perdición para muchas almas.
Monseñor Carlos Osoro: no sé si estamos ya en plena fase de Roma apóstata, sede del Anticristo, como de Roma dicen algunos sectores muy afectos a la Tradición, mas sí creo conocer con notable certeza a militantes católicos de a pie, con muy poca relevancia eclesial o ninguna, y encima puteados, ninguneados y despreciados por todo el burocrático e hipócrita aparataje de esta Iglesia de la que tú eres uno de sus príncipes, por los que yo sí pondría la mano en el fuego por lo que toca a dar crédito a su celosa defensa de la fe católica, apostólica y romana, mas por pastores como tú, eminencia… ¿Como que ya nos encontramos en la fase de la Gran Apostasía profetizada que contamina y mata la fe de los pastores, de manera que vayan a ser justamente los seglares los que salven a la Iglesia? Ya hubo una crisis arriana, en el siglo IV, en la que el gran san Atanasio y un puñado de fieles a la verdad católica y apostólica de siempre salvaron a la Iglesia de que se acabara pasando toda entera a las filas heresiarcas del arrianismo, y ciertamente no pocos historiadores de la Iglesia afirman que la crisis eclesial actual es comparable, en gravedad, a la crisis arriana.
Con todo, eminencia, le rogara a usted que me supiera y quisiera perdonar si se sintiera agraviado por estas mis palabras en este escrito, toda vez que usted mismo se considere un enamorado de Jesucristo, de la Iglesia y de su santa madre virginal María.
Con todo o desde luego, el tiempo que nos está tocando vivir, con esta desoladora crisis de la Iglesia que se parece cada vez más a la profetizada abominación de la desolación (cfr. Mateo 24, 15, Marcos 13, 14)…
Qué injusticia más grande todo esto, Dios, qué blasfemo ya parece tanto que sucede en esta Iglesia, la cual a menudo no es luz para este mundo envuelto en tinieblas: ¡Burócratas, mezquinos, ambiciosos, ruines, envidiosos, maquiavélicos, arribistas, carreristas, egoístas y ni que señalar que apóstatas por todas partes, eminencia, te encuentras: en la enseñanza, la sanidad, los servicios sociales…! De ahí que al menos yo crea entender la resolución de algunos militantes católicos que conozco, quienes ya no dudan en acusar a todos estos Osoros, Omellas y similares de «apóstatas, herejes, impostores». Quienes viven tan ricamente de la Iglesia encima, con el desempleo tan grande que sigue habiendo en España, sin ir más lejos, o bien directamente putean, sobre todo a los seglares, desde sus poltronas.
P.D. luego de las desafortunadas palabras de su eminencia Carlos Osoro, monseñor Juan Antonio Reig Pla, titular de la diócesis de Alcalá de Henares (sin duda, por méritos propios uno de los mejores obispos de España, si no el mejor), ha publicado en la web de su diócesis madrileña una nota o comunicado con que recuerda la doctrina tradicional católica sobre la Virgen María, que es justo lo más opuesto a esa manifestación feminista del 8M en la que habrá mucha ideología de género, mucha reivindicación de aborto libre y gratuito, mucho homosexualismo, mucho odio a Cristo y a su Iglesia camuflado o sin camuflar. Y todo ello a pesar de que militantes de la HOAC y de la JOC hayan confirmado su asistencia a la susodicha manifestación feminista, ¡la HOAC y la JOC nada menos, organizaciones en teoría eclesiales pero que ya nada prácticamente tienen que ver con el espíritu apostólico de fidelidad a Cristo y a su Iglesia y a la clase obrera -si Guillermo Rovirosa levantara la cabeza y viera y…- con que nacieron, politizadas, marxistizadas y mundanizadas como están a tope, por más que en sus mejores tiempos sí dieran frutos de santidad y entusiasmo por el Evangelio, ni que aclarar que mucho más espléndidos que mi torpe testimonio creyente!
Entonces, me quedo con su bendición apostólica, eminencia Carlos Osoro, quiérala usted también para mí, católico de a pie que, aunque no poco alarmado por la espantosa crisis que desfonda a la Iglesia, sigue estando a años luz de alcanzar la santidad en su vida, llamado universal la santidad para todos los bautizados, hijos de la Iglesia. Dios lo bendiga y guarde y le aumente la fe, cosa que a todos nos…
Luis Henríquez Lorenzo
4 de marzo, 2018.
Profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
*Imágenes:Pixabay