PERDÓN
Perdón por resistirme;
Perdón también por ser un inconsciente
que seguía sus sueños,
por buscar la alegría entre tonos de grises,
por inventar sonrisas
en el lecho de muerte de mis besos.
Perdón por inventarme poesías
sobre mitos de amor inconsistentes,
sobre tocar el cielo con las manos
aún manchadas de angustia.
Perdón por no aprender, por ser idiota
que corre tras las gotas de rocío
que humedecen el mundo en el que habito.
Pero yo soy así, un alma en pena
por amar, por desear, por no estar muerto
de corazón, de alma, de ansiedades
que inundan el otoño.
Y pediré perdón cuando me rinda,
cuando pida que alejen ese cáliz
que hoy huele a tu aroma,
pero no sin haber dejado antes
la vida y la palabra en la batalla.
© Segismundo Fernández Tizón