Permanecen
En lo profundo de todas las dulzuras permanecen tus manos
como trozos de seda incrustadas en mi cintura.
Permanecen tus ojos,
con esa hondura de pozo,
como un acantilado de vértigo
que lo inunda todo.
Permanecen las horas lentas fuera del
calendario y del reloj.
Días como soles fortaleciendo la ternura.
Permanece tu corazón rabioso de deseo.
Tu respiración,
tu sudor,
tus palabras,
tus brazos como rocas apretando
la locura.
Permanece la suavidad templada
de mi piel
como un flujo de savia desatando
cansancios.
Permanecen también
algunas noches vacías de temblores.
el frío alojado en la médula de los huesos.
Relámpagos agudos de dolor.
Latigazos de ausencias,
de soledades,
de amaneceres fríos.
Permanecen.
Puri Teruel Robledillo