Pesares.
Aunque ya no soñamos juntos
ni bailamos al amor cada noche,
marchita la caricia, hueca de pasión,
Solitarios comensales de vacío.
A pesar de que, a veces,
en mi interior remueves
el volcán furioso de la rabia contenida,
el fango del resentimiento y la tristeza.
De la culpa equivoca…
Aunque salpicados los días
de anhelos olvidados,
de luchas fútiles frente
a esa airada resistencia
a crecer juntos,
a aceptar lo cotidiano.
Hoy, ante la pérdida,
tu dolor ha sido el mío
unidos como la playa al mar,
sin remedio.
He buscado tus ojos llorosos
espejos de mi llanto,
rememorando esos hilos
-tanta vida Juntos-
que nos unen a nuestro pesar.
Y es que sé, aunque me duela,
que fui yo
y sólo yo
Quien te eligió para amarte.
Salomé