Para Ana,
porque ella soy yo.
A mi niña
le ha brotado una
flor en el pecho.
En el izquierdo.
Tiene por cáliz
un beso de su
amante
(ese que le regala
su piel y sus noches,
su deseo
de rizos morenos
y sus hijos
paridos de abrazos).
A mi niña
se le quiebran
las lágrimas
al verse brotada,
pero no me lo
cuenta,
no me quiere
dañar el
alma
(pero no sabe,
mi niña,
que yo soy
ella y que,
sin palabras,
adivino lo que
se le atraganta).
Y también sé
(y esta es mi sentencia
inapelable)
que aunque
los médicos
reciten que es un
cáncer,
lo que le ha
nacido a mi niña
en el pecho
es una flor y
no crecerá,
porque ella
(mi niña Ana)
es un jardín
preñado de
vida y
de futuro donde
amar.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora