Últimamente pienso que moriré de pronto,
en medio de un asunto intranscendente
como ojear camisas en un saldo
o elegir las verduras,
y sé que al descubrir en el pasillo
(entre la coliflor y las naranjas)
mi carne sin latido, nadie verá una seña
del llanto acumulado con los años.
Y estoy casi segura
de que cuando el forense
haga sobre mi pecho su incisión más precisa,
no saldrán mariposas de mi centro,
no sonarán las liras desde el fondo,
ni hallará, camuflado en mi simpleza
un corazón distinto,
más perfecto o más grande.
Nada habrá que le cuente de este dolor que tengo,
nada, ni tan siquiera
una gota minúscula de tinta
mezclada con mi sangre
revelará en su informe minucioso
mi muerte de poeta.
Mari Cruz Agüera
Un poeta en la vida cotidiana sigue siendo un poeta, aun entre los pasillos de las verduras.
Un abrazo.