Es la boca suave que un beso espera,
es asedada ala de mariposa,
es el pétalo tibio de una rosa,
es la brisa sutil de primavera.
Es la furia ancestral que ruge fiera,
Es terrible, cual ola tempestuosa,
Es la cólera ciega, voluptuosa,
Es el lecho abisal que te atrajera.
Es sentir, es latir de enamorado.
Eres todo, a la par que no eres nada.
Eres luz y eres llanto apasionado.
Fueras un niño eterno, ilusionado,
o una pócima amarga, empozoñada,
Eres, ¡al fin y al cabo!, afortunado.
Sara Sanz