-¿Pero lo amas? –me preguntó él antes de marcharse de mis entrañas.
-Desde luego, mira que haces preguntas raras…-le contesté grotesca y deseando que cerrara la puerta y se evaporara (demasiadas indiferencias suyas en los últimos dos años).
Desde aquella mirada (agrietada y casi podrida) pidiendo clemencia, han pasado seis meses y ahora, solo ahora, antes de llamarlo esta misma mañana para pedirle que vuelva, puedo contestar a su pregunta con este poema:
.
Mi balcón
no se abre.
Mi balcón
se cierra en ti.
.
Aquí,
asomada a su
sangre.
Nadándolo contracorriente y
esperando sentir
el efecto mariposa
de sus besos.
Aquí,
subida en sus
labios y
ametrallándole
(con mis silencios)
la piel.
Y aquí,
extinguiéndome con sus
dedos y
galopándolo sin
medida.
Demente amazona
y perra
fugitiva
que hoy lo ama
pero sabe que
mañana
esta carrera
no durará más
de un minuto,
de una hora o
de un mes
(a lo resto y
a lo sumo).
.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora