Ave, Madre,
a ti
comparezco, ciega,
con esta herida.
A tu llama
dos mil noches
enaltecidas
me aferro
llena de espinas.
Ave, Madre,
porque soy llaga
sangrante
de este Mundo
con un pordiosero
en el costado.
Ave, porque alcanzo,
miserable,
el llanto ronco
del hambre,
con frío.
Porque me descarna
a daga viva
la metralla uncida
de una patria
que no es mía.
Ave, Madre,
si me consuela
tu Pesebre,
que aun tu Ángel
me postra rendida.
De mi súplica
corónate,
te ruego, Madre.
Ave, que tu Estrella
sea mi guía.
Que es Nochebuena, Madre.
Amelia Chaves Macias
Premio especial del público del VIII Certamen «Poemas sin Rostro
Foto Belén: ENCAR
Ave a quien reza con el corazon en sus versos. Ave a quien expulsa la miseria del hombre en un poema. Ave a quien ilumina el pesebre del alma con la estrella de su bondad, su esencia y su maravillosa imaginación. Ave porque yo, que no me postro ante imagen alguna ni creencias basadas en humo e historias, hinco la rodilla ante los mortales que como tú, amiga Ameli, me recordais que todavia hay bondad en los hombres, y un nuevo nacimiento está por llegar. Amén.
Levantarse el día de Navidad y encontrarse con este comentario es un regalazo Segis, qué maravilla de comentario.
Yo también creo que independientemente del Dios o la entidad que uno adore, tenemos la obligación como seres humanos, de mostrarnos sensibles y solidarios con todo aquello que azota nuestra condición.
Es tiempo de celebraciones sí, y de agradecer por lo que uno tiene. Pero mucho más de entregar aunque sea un poquito de nosotros mismos, de la forma que sea.
Las palabras tienen poder para separar, para enfrentar mundos, pero mucho más para acercarlos cuando se las ama de verdad. No hay bondad en hacer con unas frases lo que se debe, sino justicia amigo mío.
Un abrazo enorme para tí y mi inmenso cariño.
La Navidad es un misterio que nos alcanza a todos, independientemente de que creamos o no. Y la Navidad que describe y espera Ameli es en la que esperamos muchos de los que danzamos por aquí (¿verdad, Segis?).
Que estas fiestas no olviden nunca su verdadero sentido. Por ello brindamos.
Muchos besos.
Otro lujo de comentario en un día de Navidad de mi admirada Elena.
Brindis de verdad, y muchísimos besos.
No podía tener la Navidad mejor coronación que tu poema, Ameli.
Es la oración que necesitamos para agradecer lo que tenemos y somos. Para recordar a los que parecen olvidados de todo y de todos; menos de la miseria, del dolor y de la desgracia. Si no, ni siquiera «somos».
La armonía no nace porque tus palabras sean bellas y claras; nace de la unión entre expresión y contenido. Oímos tras cada palabra el quejido escondido, el llanto por un mundo muchas veces insensible al espíritu de la Navidad.
Pero mientras haya versos como estos (y corazones), habrá esperanza.
Ave, María… Ave, Ameli. Un abrazo inmenso y
¡Feliz Navidad!
Qué preciosidad tus palabras Clara.
Tu también eres bella por tu expresión y por tu esencia en todos los sentidos.
Millones de besos y cariño infinito.
Acabo de reencontrarme con parte de la esencia de una Nochebuena ya perdida en tiempos en los que era simbolo,modesta espiritualidad,en donde caballos de madera y balones de futbol llenaban de sincera alegria nuestros sueños navideños….redención en estas ya para muchos perdidas fiestas en palabras desgarradoras pero bellas salidas de un segurisimo corazón puro no ausente de una magia que pocas personas tienen….acierto amiga Ameli?….gracias…por llegarme al alma…y por dotar a la Navidad de un poquito de dulzura.
Gracias por leerme tan generosamente.
Un abrazo enorme y FeliZ NaVidaD.