Me asalta el amparo de tus ojos tejidos como la nieve
y en medio de su blancura, se enredan mis ojos a tus pupilas.
Soleado corazón, bruma de oriente,
cariñosa espiga exploradora:
envuelta en el amor limpias la noche
y la última ráfaga a tu perfil se prende.
Te he besado el alma y el alma era tu frente.
Beso de amor, beso impecable.
Y sin embargo, beso, beso y te quiero…
como el estero que avienta al mar y a la mar se abre.
Como ese beso, que te he besado;
como el verdor, muro de un tallo,
o las retinas que se despliegan sobre el paisaje.
Beso de amor, que te he besado…
Claro bosquejo e inofensivo,
púrpura estampa que identifica
los mismos labios, las mismas manos,
los mismos besos sobre tus besos.
¡Beso de encanto, que te he besado!
Salvador Pliego
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