Me llamo Carmela y he decidido salir al mundo a quererlo…
Empezaré por mi ciudad y
os iré contando como responden las personas a las que decido darles mi amor.
Cuidado, que puedo encontrarme contigo…
Hoy,
lunes,
salgo a pasear.
Me recojo el moño de la vergüenza y
me pinto
(de rosa chillón)
las uñas
de luchar.
Hoy yo,
Carmela,
voy a ser educada.
Muy educada…
Así que decido
(yo solita, con este corazón a medio amueblar)
que voy a saludar
a todo el que
me encuentre.
Y salgo
—muy sonriente—
a la calle.
(Para que me identifiques,
voy con Sancho,
mi precioso perro.)
¡Hola!
le digo a una señora que juega con su nieto.
¿Qué tal ha merendando el niño?
le grito después lanzándole una sonrisa
(que casi le salta el ojo)
a un tipo estirado que anda dando zancadas…
Está usted guapísima,
le sonrío a una chica con prisa,
ese collar te
sienta fenomenal.
¿me lo dejarás
algún día?…
Cuando termino,
siento un profundo dolor en los hombros.
Duelen tantos ojos
clavados en mi esternón
(mirándome como si estuviera
loca de atar).
Duelen los comentarios
de la gente
que se extraña de mi
buena educación.
Duele que nadie,
nadie y
nadie,
me haya respondido…
(eso casi me hace llorar)
Y de pronto observo algo magnífico:
¿sabéis lo que ha ocurrido?
que los que no se hablaban,
los que paseaban solos
con su ego y
sus medias recién estiradas,
ahora se han unido
para hablar de mí;
de esa chiflada que va saludando
a todos.
Yo,
Carmelaqueama,
he conseguido unirlos…
Pero,
herida de muerte,
pido venganza por
los desprecios y,
mientras todos me miran,
me elevo en
el aire
moviendo mi pelo
como si fuera una aparición.
Suspendida,
me bajo el
vaquero y les
enseño
un grafitti
que me he hecho
en el culo:
me llamo Carmela y
no estoy loca,
solo os estoy
educando…
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora