Carruaje. Por Mirtha Rodríguez

pensar

Al mirar alejarse aquél día, a un elegante carruaje orgulloso

mostrando falsa hidalguía, de un mundo a sus pies, pleno de gozo

sin pensar que todo brillo, con las tempestades se arruina

y cuando ese brillo se opaca, quizá por recuperarlo se le escapa la vida.

 

Si por confundir el manejo las riendas de las manos se escapan

y en el ondulante camino olvida el rumbo que debía de tomar

se encuentra obligado a detener su marcha y recordar el rumbo de su andar

deberá devolver el perverso orgullo, o todo el carruaje se derrumbará.

 

A retroceder se negaba, aún dominado por el orgullo

se veía flojo y arruinado, dudando cual sería el camino

al comprobar que quien supuso su fiel pasajero

ante la decisión consumada, giró hacia otro destino.

 

Al regresar muy doliente, con un carruaje destruido

intentó encontrar refugio y recuperar un tiempo perdido

en el lugar que olvidó, para cobijar el sueño de su partida

ignorando sentimientos sinceros, demostrados día tras día.

 

Arriesgado es conducir un carruaje sin conocer el destino

ignorando que el pasaje, se bajará en la mitad del camino

y al tratar de regresar por el abandono, por el carruaje malherido

se encuentra con otro fuerte y sincero carruaje, ocupando ese sitio.

 

 

Mirtha Rodríguez

Argentina
Derechos reservados por el Autor.

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