A veces,
el único futuro
es el recuerdo.
Casi he olvidado
tu chicle
refrescando
mi boca;
nuestro chocolate
calentando
mi lengua y
el volcán
incendiando
tus dedos
(es decir,
mis muslos).
Casi he olvidado
tus palabras
abriendo
mi cuello;
anunciando
esa forma tan
canalla
de amarme
de espaldas,
lamiendo
la cal
de la pared
que anunciaba
tu casa.
Casi lo he olvidado…
Pánico
sufro
de tener
que recordarlo
siempre.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Yo me rebelo,Yolanda, con un resoplido de impotencia, ante la idea de que un gran amor no tenga más futuro que revolver cenizas del recuerdo. ¿No sería mejor perder la memoria y escapar de ese pánico allá.. ‘donde habite el olvido’?
Pero déjame, al menos, enjugar este trago lamiendo solo un poco tus tacones de azúcar.
¿Ves? Ya no hay amargura en tus versos¡hasta me salieron heptasílabos!Gracias.