Póngame solo un cuarto de pasión, por favor…
Ya sé
que no es sano
soñar a gritos
o levantarse
pensando
que tú sola,
loca bruja
a la que durante
años nadie hizo caso,
eres capaz
de cambiar
el mundo
(sencillo,
como comer
chocolate con churros).
Sé, también,
que sonreír
como si la vida
fuera sincera
está mal visto;
porque al final
te lo terminas
creyendo
y puedes contagiar
a otros y, claro,
eso es carísimo
para el sistema.
Y conozco,
incluso,
que abrazar,
tan fuerte
que produzcas
fuego,
puede incendiar
el hielo.
Y claro,
con tanta
pasión,
no hay
científico
(ni hombre)
que
me
entienda.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora